“¡TRATAR COMO ME GUSTA QUE ME TRATEN!”
En casa como en la escuela siempre nos enseñan desde pequeños: “¡No hagas a otros lo que no quieras que te hagan!”. Y bajo esa premisa, empezamos a convivir tratando de compartir con alegría y sin malicia, sólo por jugar; conforme avanzan las relaciones cambiamos nuestra actitud, ya sea por carácter, temperamento, interés o bien, como acción o reacción a lo que vivimos.
Y con esos cambios, la dulzura y alegría disminuye de nuestro trato y aparecen rasgos que complican nuestro entendimiento con otros.
La premisa cambia y tal pareciera que ahora surge una más complicada: “¡Con la edad, llegan los mayores prejuicios y, por ende, un comportamiento sumamente complejo!”
¡Cuando las sonrisas desaparecen de nuestra cara, es un buen momento para analizar la razón!
Y conforme avanzamos los niveles escolares y el acceso a los trabajos, adicionamos cada vez más características a nuestra conducta que a veces sorprenden a quienes nos conocen e incluso, a nosotros mismos.
La sencillez y alegría que distinguía nuestro comportamiento se va adecuando a nuestras realidades hasta llegar a ser inversamente proporcional a como actuábamos. Es decir, pasamos a ser ahora serios y complicados.
Desde luego, parte de ello se justifica en la tensión de nuestra vida profesional y personal, más las complicaciones que surgen del día a día. Quizás nunca imaginamos ni deseamos tal transformación, pero es parte de nuestro crecimiento.
Conforme avanzamos en nuestra vida, cada uno de nosotros enfrentamos situaciones que nos dan la posibilidad de proyectar luz o sólo ser sombra para el entorno.
TRIUNFAR NO IMPLICA PERDERTE.
Tristemente, hay quienes conforme logran las metas trazadas, se olvidan de sus orígenes y se pierden en si mismos. La risa franca da paso al sarcasmo, la mirada noble a la envidia y la nobleza a la arrogancia.
El poder que da el conquistar las metas debiera convertirse en un incentivo para alcanzar otras metas; sin embargo, al no entenderse así, se convierte en una forma de opulencia ante el resto.
No hay mérito en lastimar a otros para mostrar el lugar que tenemos ni mucho menos tomar ventaja de ello para actuar en forma distinta a la debida.
Alcanzar una meta implica trabajo, constancia y entrega digna de admiración o reconocimiento, pero no justifica en forma alguna que quien lo haya logrado menosprecie a quienes no lo han conseguido o están supeditados en forma alguna a dicha meta.
No hay mayor reconocimiento al resultado obtenido por otro, que cuando éste lo comparte con el resto.
SER VIL NO ES UN PRIVILEGIO.
Si la vida te ha premiado con una posición preferencial o han sido tus esfuerzos los que te han llevado ahí; excelente, analiza la situación, explora nuevas metas y aprovecha tus recursos para seguir avanzando.
Toma en cuenta que tu actitud con el mundo te permitirá crear alianzas o hacer equipos que te lleven al progreso estimado.
El respeto que muestres por ti y por las personas que están a tu lado te llevará a crear la base de sinergias que favorezcan tus objetivos; por el contrario, un comportamiento distinto hará que tú mismo dificultes tu andar.
Ni se entiende ni se justifica que haya personas que desprecien a quienes están a su lado buscando objetivos comunes; la vileza de quien lidera solo lleva a mostrar su bajeza como persona.
Sumar personas afines a tus principios y valores te pondrán en caminos óptimos para alcanzar tus metas. ¡Siéntete privilegiado al hacerlo!
SER LIBRE NUNCA ESCLAVO.
Es tan válido reconocerte cuando consigues la meta fijada como compartirla con todos aquellos que han participado de ella; sin dar lugar a que se origine una vanidad que transforme tu mérito en arrogancia.
Recuerda que si con esa actitud has alcanzado lo deseado no hay razón para cambiarla; por el contrario, asume la responsabilidad de ello y toma nota de los factores, elementos y circunstancias que te llevaron a ello; entendiendo que, si con un carácter empático con el resto lo lograste, podrás avanzar más de mantenerlo.
Por más aislado que haya sido tu esfuerzo, resulta evidente que este fue posible con la participación de personas que han contribuido en menor o mayor medida; reconócelas y comparte los frutos obtenidos.
La soberbia nunca hará personas libres; por el contrario, sólo resentidas que son presas de su propio ego.
ACTITUD DE DIVA.
Mención aparte merece la arrogancia que mostramos por un logro obtenido … ¿Qué nos hace tenerla?
¿Hay algo más desagradable que mostrar una forma de ser que no corresponde al diálogo franco y equilibrado que las demás personas pretenden con nosotros?; máxime si es para atender necesidades colectivas y comunes a un grupo.
Sin duda, miramos en las películas personajes altivos que responden a la trama … pero … ¿es necesario tenerlos en nuestra vida?
Para afrontar un problema común debemos buscar la colaboración de los que resultan afectados, no permitamos que las actitudes negativas incrementen el problema de tal manera que impidan su solución.
Al analizar en conjunto una situación y buscar un mayor entendimiento, prescindamos de quienes restan al grupo y aprovechemos el ánimo de quienes buscan sumar.
Ten la sensibilidad siempre para atender a las personas y entender las situaciones conforme se presenten.
Muestra que, si bien tienes la astucia necesaria para llegar a la cima y el tesón para mantener el paso, tu corazón siempre estará para expresar la actitud o palabra adecuada para quienes se presentan en el camino o colaboran contigo.
Todos tenemos errores y nadie nace ni se hace perfecto, ten la calma para conocer los motivos que se presentan en las fallas y adopta las que sean más adecuadas para conseguir los resultados deseados; siempre considerando que el diálogo posibilita el entendimiento con las personas.
Demás está recurrir a la violencia en cualquier forma ante un error; habla con la fuerza que da la razón y la sutileza que da el corazón, haciendo ver que es un esfuerzo de conjunto. Generemos las condiciones para construir caminos no para destruirlos.
¡Una palabra cordial puede abrir más puertas que la violencia de un grito!
CON LA MEJOR SONRISA.
Cita un refrán que “Al mal tiempo, buena cara” y tal pareciera que únicamente debiéramos sólo para esos momentos ser positivos, pero en nosotros está incorporar dicha actitud en todo momento.
¿Hay algo más grato que al dirigirnos a una persona, ésta nos reciba con una sonrisa?
Si nos gusta, propiciemos sonrisas con nuestro trato.
La buena vibra se siente al momento en que estamos con quien la tiene, mantengamos esa chispa; no la rompamos. Hagamos todo por fomentar armonía con nuestro trato y seamos conscientes de que ello es óptimo para alcanzar metas comunes.
Si hacemos sentir confortables a quienes están con nosotros, mostraremos el primer paso para alcanzar nuestros sueños.
SUMAR SIN RESTAR.
En cualquier tiempo, las sociedades por pequeñas que sean requieren tener líderes que inspiren al resto a alcanzar metas; asumamos el rol que nos corresponde y seamos quienes mostremos valores y principios en nuestro trato.
Es posible que no seamos formalmente quienes instruyan para ejecutar las acciones, pero si podemos ser quienes con actitud positiva armonicen las voluntades y den ejemplo de colaboración para lograr los objetivos.
Seamos la semilla de la sinergia con nuestra disposición, acción y colaboración.
Puede ser difícil de entenderlo con números, pero la actitud hace la magia … ¡La suma de voluntades transforma la aritmética simple en exponenciales y sus resultados siempre serán mayores a los estimados!
TU ACTITUD ES TU MAGIA.
¿Has tomado en cuenta la importancia de tu sonrisa?, si a ella agregas humildad, respeto, alegría … sin duda iniciarás un momento mágico.
Una actitud positiva, expresiones de calidad y trato agradable facilitarán la comunicación. ¡No te distraigas en mostrar a alguien distinto!
Esta vida es para disfrutarla, mantente siendo la persona sencilla y alegre que se divertía colaborando con sus amigos de pequeño … ¡no pierdas el tiempo creando a un ser soberbio, irrespetuoso, despreciable!
Las divas sólo funcionan en las películas.
Sé sonrisa para quien esté contigo y haz que valore el compartir esos momentos y en tu ausencia, tenga el gusto de recordarlos.
Estés en una posición privilegiada o desfavorecida … sigues siendo la misma persona, no cambies tu actitud en función de los resultados, mejor adecua tus planes y esfuerzos para que logres más y los conserves.
La vida puede ser un espiral, una ruleta y para otros, una tómbola, pero lo cierto es que hay que vivirla lo mejor posible.
A partir de ahora … ¿cómo tratarás a la gente? … ¡como te gusta que te traten!