En julio de 1986, tras unos comicios por demás cerrados y controvertidos, Monseñor Manuel Talamás Camandari -a quien tuve el honor de entrevistar unos días antes de su muerte, el 10 de mayo de 2005-, en franco apoyo al postulante del PAN, llamado entonces “el ayatollah” Francisco Barrio Terrazas -si bien no descendiente de los célebres latifundistas quienes presumían que Chihuahua era de ellos-, decretó la suspensión de los cultos en su diócesis, la de Ciudad Juárez, como protesta a lo que él calificó como un “fraude electoral” y con la anuencia y respaldo de otros altos prelados de la región, incluyendo los demás obispos de la entidad.
El hecho suscitó reacciones inverosímiles. Por ejemplo, la madre del priísta Fernando Baeza Meléndez, un priísta muy conservador -esto es un elemento más cercano a la derecha para evitar que Barrio fuera solo por este sector-, se presentó ante Talamás, con no se cuantas mujeres más, y le dijo:
Yo he sido toda mi vida católica y voté por el PRI. ¿Este es un pecado porque le ganó al PAN? y tengo derecho a que pueda asistir a Misa este domingo porque las cuestiones políticas son ajenas a Cristo, Nuestro Salvador.
Talamás, sorprendido, no tuvo entonces las respuestas adecuadas pero, ante este columnista, ya muy cansado pero deseoso de hablar, tomó asiento en un cómodo sillón de su casa, atendido por una monja y habló sin parar de aquel suceso que, en el fondo, le enorgullecía:
De no haber sido por Monseñor Prigione –Girolamo, entonces Delegado Apostólico en México-, esto se hubiera fraguado; pero él fue con el chisme a Roma y el Papa Juan Pablo II me ordenó que no siguiera adelante. Debí respetar, por la obediencia a la que nos obliga el Derecho Canónico, y cumplir con las indicaciones de la Santa Sede. Hasta allí pudimos llegar -y esbozó una sonrisa un tanto pícara, con el rostro iluminado que los santos, como los hombres libres, jamás tienen límites en cuanto a su conciencia y pensamiento-.
Así, con estos tropezones, llegó al gobierno del Estado el señor Baeza Meléndez quien presumía de popularidad, meses después, andando solo por las calles de Chihuahua a la menor oportunidad. Una vez, estando el columnista en breve visita, me pidió que le acompañara. Y fue inmensamente feliz cuando se detuvo ante un automovilista que tenía el cofre de su vehículo abierto y no podía encenderlo; el gobernador, se arremangó la camisa y apretó las bujías. Y con esa sencillez, tan suya, me dijo:
Ya lo ha visto usted: todos me quieren.
El caso es que al término de su mandato, en 1992, debió entregarle el poder estatal a su antagonista, Francisco Barrio, quien, a su vez, al finalizar su periodo, en 1998, debió cederlo aPatricio Martínez García, priísta y actualmente senador, quien dejó su huella en las escalinatas del Palacio chihuahuense, a un lado donde se levanta el “Altar a la Patria”, donde cayera fusilado el cura de Dolores, el inmenso Miguel Hidalgo y Costilla. A unos metros una placa señalaba el lugar exacto en dondePatricio había sufrido un atentado de bala, por parte de una señora perturbada,Victoria Loya, que casi le cuesta la vida: sólo disparó una vez…pero sobre la cabeza. Fue un milagro que se salvara. Y luego llegaría al Ejecutivo, en 2004, José Reyes Baeza Terrazas, sobrino del primer Baeza. Círculo cerrado.
Todo en política se conecta. Y el clero tiene una importancia toral en algunas regiones del país; más en unas que en otras. Por ejemplo, en Tabasco, fuera de la catedral de Villahermosa es difícil encontrar templos con tantos arabescos como los de Zacatecas, tierra de antiguos mineros, porque desde los tiempos de Tomás Garrido Canabal, quien se presentaba como “enemigo personal de Dios”, ningún otro gobernante, ni siquiera Don Carlos Madrazo Becerra, ha sido capaz de dejar sello más fuerte.
Pese a ello, crece, y con no poca razón, las dudas e interrogantes sobre la Iglesia, más bien algunos de sus jerarcas, y sus pecados. Hace unos días, por ejemplo, el anuncio de la renuncia del director general del Banco Vaticano, Paolo Cipriani, y de su adjunto,Massimo Tulli, obligó a recordar cuanto sucedió, en 1978 -el año de los tres Papas-, cuando la quiebra del Banco Ambrosiano dejó al desnudo al célebre Obispo Paul Marcinkus, quien luego sería protegido por el Sumo Pontífice,Karlo Wojtyla, al grado de convertirlo… en su custodio personal.
Ahora, en pleno 2013, el año de los dos Papas en vida, un hecho igualmente singular, la detención del prelado Nunzio Scarano, de 61 años, causó un tremendo estruendo al interior de la Santa Sede: le acusan por haber “lavado dinero”, al tratar de introducir ilegalmente a Italia veinte millones de euros. Lo demás fue una cadena de hechos que no sabemos en donde puede terminar.
DEBATE
Para algunos historiadores -aunque el tema sólo fue tratado a fondo por David Yallopen su magnífica investigación “En el Nombre de Dios” –Diana, 1984-, Juan Pablo I, Albino Luciani, patriarca que fue de Venecia y llamado el Papa de la sonrisa durante los veintiocho días que duró en el trono de San Pedro, fue asesinado a causa de un veneno introducido a su alcoba antes de dormirse. Hasta aquí han llegado las indagatorias y, curiosamente, Juan Pablo II, su Magno sucesor, evitó que se ahondara en el asunto por el bien y el prestigio de la Iglesia, único estado en donde, por ejemplo, jamás ha nacido un niño: sólo una mujer “rompió aguas” en la Basílica de San Pedro pero fue oportunamente conducida a una clínica de Roma.
Curiosamente, el mismo Wojtyla, poco hizo por tratar de darle continuidad al crimen contra el Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, en mayo de 1993, acaso compensado por la reanudación de las relaciones diplomáticas entre México y El Vaticano y el reconocimiento a la personalidad jurídica de las Iglesias tras las reformas al artículo 130 Constitucional. Fue éste, sin duda, uno de sus tres pecados con México: los otros se significaron por la protección abrumadora al pederastaMarcial Maciel, y la santificación de Juan Diego sin tener la certeza de su existencia; por cierto, el templo que debió dedicarse al nuevo santo, sobre la calle de Montivedeo en el Distrito federal, y en donde Juan Pablo II puso la “primera piedra” quedó en el abandono absoluto para vergüenza del Cardenal Norberto Rivera Carrera.
Así se mueve la política en la Santa Sede.
LA ANECDOTA
¿Quién fue el representante del Papa en México que usaba el avión privado del empresario aguascalentense, José María Romo Romo, para viajar a Houston y San Antonio, con el propósito de comprar un ajuar de casimires ingleses de los más costosos en el mundo? Es cuestión de hacer cuentas con años y meses.
A nosotros nos lo contó Eduardo García Valseca, secuestrado en junio de 2007 con un cautiverio que duró siete meses, quien viajó con el prelado cuyo exceso de equipaje era evidente. No hubo escalas, ni aduanas, ni molestias de ninguna naturaleza. Corría el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y nos aproximábamos al año de la barbarie. ¡Me enfurece tener memoria!