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Este 22 de abril fue designado por la ONU, “Día Internacional de la Madre Tierra”
- Urge adoptar estrategias y políticas públicas que permitan detener y recuperar extensiones importantes que padecen de erosión eólica e hidráulica
En el marco del Día Internacional de la Madre Tierra, que se conmemora este 22 de abril, la Confederación Nacional Campesina que preside el senador Manuel Cota Jiménez manifestó preocupación por los efectos del cambio Climático Mundial y la degradación de suelos por erosión, debido a que más de dos terceras partes del territorio nacional se encuentran en proceso de pérdida de la cubierta vegetal.
Ante esta situación, la CNC consideró que es urgente adoptar medidas y acciones que contrarresten estos fenómenos, y que en ello no sólo participen los sectores económicos del país y dependencias de las instancias de gobierno, sino particularmente la sociedad rural mexicana.
La pérdida de suelos tiene un ámbito mundial y en virtud de ello, recientemente la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas declaró el año 2015 como “Año Internacional de los Suelos”, en tanto que este 22 de abril fue designado –también por parte de la ONU—Día Internacional de la Madre Tierra, con el propósito de aumentar la concientización y comprensión de la importancia del suelo para la seguridad alimentaria y las funciones de conservación del mismo y del agua en todo el mundo.
De acuerdo con un documento cenecista, de no tomarse medidas urgentes y efectivas de parte de las propias organizaciones campesinas y de las diferentes instancias gubernamentales, el país enfrenta problemas severos por el rezago de los programas de productividad y de conservación de las diferentes condiciones ecológicas.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), ha destacado que los suelos saludables son la base de la agricultura, la producción de alimentos y la lucha contra el hambre, y también juegan un rol como reservorios de la biodiversidad. Además, forman parte del ciclo de carbono, por lo que su cuidado es necesario si se quiere mitigar y enfrentar el cambio climático.
“Es esencial mantener un cuidadoso balance entre la necesidad de preservar nuestros recursos naturales y expandir nuestra producción de alimentos. El Año de los Suelos justamente busca generar esta conciencia”, explicó recientemente Eve Crowley, Representante Regional Adjunta de la FAO.
De acuerdo con este organismo, el 14 por ciento de la degradación mundial ocurre en América Latina y el Caribe. Esta situación es más grave en Mesoamérica, donde afecta al 26% de la tierra, mientras que el fenómeno afecta al 14% de las tierras de América del Sur. Cuatro países de la región tienen más del 40% de sus tierras degradadas y en 14 países la degradación afecta entre 20% y 40% de su territorial nacional.
Por eso, países como Ecuador, Cuba, Costa Rica, Nicaragua, Chile, Uruguay y Argentina, cuentan ya con un marco legal que les permite hacer frente a este problema que requiere ser atendido por todos los gobiernos del mundo.
Los suelos cumplen con funciones vitales para el mantenimiento de los ecosistemas y el sostén de la vida humana. Desde el soporte y sustento de cultivos y vegetación natural, hasta el filtrado y retención de agua; la captura de carbono que, de otro modo, aumentaría los gases con efecto invernadero y el soporte de un gran número de microorganismos, entre otros. Sin embargo, estas funciones son poco reconocidas por la sociedad, lo que ha derivado en su descuido, abandono y el resultado de estos factores es el deterioro.
En la actualidad, la degradación de suelos en México ha alcanzado proporciones muy importantes, en cuanto a su extensión, su intensidad y el costo que conlleva su recuperación. Estas condiciones, a su vez, aumentan los costos de producción y empobrecen a la población rural, hasta el punto de provocar su migración.
La ausencia de estímulos para la investigación científica en materia de degradación y conservación de suelos conlleva a mantener un conocimiento general y poco preciso de las causas y consecuencias de este proceso en México, lo cual a su vez se refleja en el diseño de acciones de conservación poco eficiente. Por lo cual, urge impulsar a nivel nacional, metodologías desde las etapas iniciales de la educación de los niños y llevar este concepto hasta las universidades, a fin de profundizar el conocimiento sobre el estado de la degradación de los suelos en México, lo cual permitiría una planificación y ejecución coherente de los planes de conservación de suelos y aguas superficiales y subterráneas.
La investigación sobre degradación de suelos debe también enfatizar en los costos económicos generados por este proceso en las parcelas, tales como pérdidas de rendimiento agrícola y forestal a nivel regional, costos de desazolve en presas, pérdida de hábitat acuático, así como los costos sociales, asociados al empobrecimiento y la migración de la población afectada.