Por Renato Consuegra
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Dan vergüenza. Pero su cinismo superlativo tiene responsables. Y estos responsables somos la mayoría de los 87 millones que nos reímos, pero no actuamos. Y junto con ellos, simulamos. Ellos, que actúan como deben; nosotros, los que fuimos a la escuela, que tenemos alguna conciencia, que nos indignamos, nada hacemos.
Durante el último medio siglo los gobiernos de México han tratado a la sociedad, a todos nosotros que no formamos parte de la delincuencia política, como menores de edad. Comenzaron a realizarlo hace muchos años. Nos contaron una mentira y nos la creímos por inverosímil que fuera. Nos la volvieron a contar y si no se las creímos, nada hicimos para que no lo volvieran a repetir. Contrario a la actitud de una población con vocación democrática, continuamos en el adormilamiento como ciudadanos. Si acaso, simulamos que nos encabronamos.
Y así, nos tienen inmovilizados, desunidos, apáticos, interesados sólo en lo nuestro, en nuestro día a día, encerrados en un individualismo egoísta, alimentado por ellos, por los cínicos que todo lo compran, hasta las conciencias de quienes podrían ser punta de lanza para acabar con el statu quo.
Ahora ya no hay quien los pare con todo su descaro, enarbolando la bandera de la impunidad a todos los vientos. Premian a quienes son sus fieles y arremeten, junto con estos, contra quienes piensan un poco y sacan la cabeza para tratar de encabezar una lucha contra la corrupción y la impunidad, periodistas incluidos.
La fuga del “Chapo” Guzmán a la que poco me referiré porque no creo que haya sido una fuga, sino una apertura de la puerta principal del penal del Altiplano, nos da la dimensión del obsceno desprecio hacia el país y hacia los ciudadanos por parte de aquellos quienes detentan el poder. Esta desfachatez que alcanza niveles de enfermedad, sin embargo, no encuentra en los ciudadanos una respuesta contundente, rotunda, categórica, que haga cimbrar a este sistema corrupto.
Quizá sea porque ahora ya no sabemos qué hacer para ponerles un alto, pero sobre todo, porque somos una sociedad lastimosamente débil, enfermiza, endeble, inconsistente frente a la forma desvergonzada como los políticos y el poder económico que nos gobierna, son capaces de actuar. Y también porque no somos capaces de ponerles un hasta aquí, salir a las calles y decirles: A mí ya no me engañas. A mí me respetas como sociedad o te las verás conmigo. Y desde las calles mismas ejercer la presión que se necesita para que ya se bajen de su nube de impudicia y pongan los pies en la tierra.
México tuvo una oportunidad de reacción el año pasado, tras los hechos de Ayotzinapa, pero de inmediato se montaron en la protesta grupos con claras definiciones políticas y el gobierno del Distrito Federal protegió y hasta promovió a los anarquistas, para quebrar a un movimiento que podría haber dado luz a la revolución de las conciencias.
Hoy hay una versión inverosímil sobre la fuga del Chapo, como…
Inverosímil fue la explicación de que lo hayan detenido tan fácilmente en un hotel de Mazatlán, donde incluso se dudó que no fuera Joaquín Guzmán Loera.
Inverosímil es también la explicación de la forma como “El Chapo” se escapó ahora, como cuando “se fugó” también del penal de Puente Grande en una carga de ropa para la lavandería.
Como inverosímil fue la explicación de “la huida” en helicóptero del estadounidense Joel David Kaplan el 18 de agosto de 1971 del patio del penal de Santa Martha Acatitla.
Como inverosímil fue la explicación de la “huida” del capo Alberto Sicilia Falcón del penal de Lecumberri, a través de un túnel el 26 de abril de 1976, quien contaba con “amigos” en los más altos niveles de la política mexicana.
Como inverosímil fue la explicación posteriormente conocida como “El Nintendo de (Jorge) Carpizo”, por la patética y endeble explicación del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo el 24 de mayo de 1993 en el aeropuerto de Guadalajara, con la “teoría de la confusión”, cuando la del “fuego cruzado” quedó en entredicho.
Como inverosímil fue la explicación de la detención y juicio del Mario Aburto que se encuentra en el penal de El Altiplano, cuando el que fue aprehendido en el momento del asesinato de Luis Donaldo Colosio el 23 de marzo de 1994, tenía rasgos completamente distintos.
Como inverosímil fue la explicación de la muerte del narcotraficante Amado Carrillo Fuentes el 4 de julio de 1997, presuntamente tras someterse a una extensa cirugía plástica para cambiar su apariencia.
Como inverosímil fue la explicación por la muerte de Mario Ruiz Massieu, por una sobredosis de antidepresivos el 15 de septiembre de 1999, aunque nadie vio su cuerpo. Él acusó al expresidente
Ernesto Zedillo por su muerte, la de Colosio y la de su hermano José Francisco.
Como inverosímil fue la explicación del “esclarecimiento”, por Pablo Chapa Bezanilla, del lugar donde se encontraba el “cadáver” de Manuel Muñoz Rocha, presunto asesino intelectual de José
Francisco Ruiz Massieu, a través de la “vidente” Francisca Zetina Chávez, alias “La Paca”. El lugar fue la finca “El Encanto”, propiedad de Raúl Salinas de Gortari, hermano del expresidente Carlos Salinas.
Como Inverosímil fue la explicación de la muerte de Paulette Gebara Farah, una niña discapacitada que dieron por desaparecida la noche del 21 de marzo de 2010, a quien no encontraron en su cama, sino hasta el 30 de marzo cuando ya habían pasado por su habitación sus padres, familiares, la servidumbre y los peritos de la procuraduría del Estado de México que gobernaba el presidente Enrique Peña Nieto, entre otros.
Como Inverosímil fue la explicación del asesinato de los estudiantes del Tecnológico de Monterrey, Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo, asesinados el 19 de marzo del 2010 por militares por ser probables delincuentes que les dispararon, porque como dijo la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, los jóvenes abatidos no portaban armas y los soldados involucrados en el homicidio habían manipulado la escena del crimen.
Como Inverosímil fue la explicación por la matanza extrajudicial de 22 ciudadanos el 30 de junio de 2014 en Tlatlaya, Estado de México, donde los gobiernos estatal y federal manejaron la versión de que los 22 “presuntos criminales” habían muerto durante un enfrentamiento con elementos del Ejército.
Como Inverosímil fue la explicación del exprocurador Jesús Murillo Karam por la matanza y desaparición de estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero, la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014.
Hasta hoy, esta cínica clase política nos ha querido vender sus mentiras “oficiales” y pese a que prácticamente nadie que tenga un pelo de razonamiento las cree, aquí seguimos, acallados, inmovilizados, esperando, esperando. Ojalá en un futuro cercano no nos ocurra la historia del poema de Martin Niemöller, “Ellos vinieron”:
“Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada”.