Por Abel Santiago / abelsantiago30336@yahoo.com.mx
Mucho se ha comentado, y escrito en diarios y revistas, con las pruebas suficientes, que la actual LXII Legislatura local es la peor que se registra en la historia de Oaxaca, por su deficiencia y otros graves defectos, que se han detallado en cada caso, como su falta casi absoluta de trabajo legislativo, los grandes errores cometidos en las pocas iniciativas de ley aprobadas, y por autorizar que el gobierno del estado se haya endeudado tanto, como no lo hicieron ni los más nefastos gobernadores que hemos padecido. En lo que han resultado muy deficientes nuestros flamantes legisladores es en la grilla, pues no hay día en que no veamos a muchos de ellos realizando tareas muy ajenas a su trabajo o simplemente haciendo vida social, para promoverse y proyectarse para ocupar otros cargos, en los que por anticipado sabemos que serán una nulidad. Lo peor de todo es que los más activos en estos menesteres, de todos los partidos políticos, andan en busca de su postulación para una presidencia municipal, principalmente para la de la ciudad de Oaxaca de Juárez.
Decididas ya las candidaturas para la sucesión gubernamental, que como comentamos la semana pasada quedó entre los más negativos de todos los aspirantes, la jauría se lanza ahora en busca de la presidencia municipal capitalina, con la diferencia en este caso de que no hay a quién se podría considerar mejor, porque la mayoría de los presuntos forman parte de la actual quemada legislatura. Los hay también en busca de la presidencia de las cabeceras de sus distritos correspondientes, o de los más productivos, como Xoxocotlán por ejemplo, cuyo actual presidente municipal se ha caracterizado por dar preferencia a sus negocios particulares, lo que lo ha convertido en millonario, sin presentarse a sus oficinas normalmente. Lo mismo ocurre en la mayoría de los más de cien municipios en los que habrá elecciones en junio por el régimen de partidos políticos. Sus posibles candidatos, entre los que hay diputados locales, no tienen ningún mérito ni capacidad para ocupar el cargo.
Entre los municipios que se rigen por el sistema de usos y costumbres existe mayor vigilancia y cuidado en la selección de sus autoridades, porque el pueblo es testigo del desempeño de los cargos que ocuparon con anterioridad, y que por obligación deben aceptar, porque así lo establece su tradición. Entre éstas figura el famoso tequio, que se ha conservado hasta la fecha, a pesar de que ya no es necesario porque cuentan con una asignación presupuestal que les garantiza el pago de algunos cargos que requieren tiempo completo. Este tequio ha sido uno de los obstáculos para el desarrollo de muchos pueblos, porque aún a los no nacidos en esos lugares, pero que por gusto o recreación adquieren alguna propiedad, se ven obligados a desempeñar alguna tarea en bien de la población, lo que en otras épocas resultó benéfico, ahora resulta perjudicial porque ya los municipios, incluyendo estos, disponen de un presupuesto para sufragar sus más elementales gastos. En algunas de las comunidades más alejadas continúa la discriminación en este sentido, y son las conocidas como pueblos marginados y los puestos de mando llegan a ser considerados honoríficos porque no reciben retribución, pero son las excepciones a la generalidad de los municipios oaxaqueños.
Recientemente se está aprobando en varias entidades del país la figura de mando policial único, lo que se ha considerado una violación a la autonomía municipal, porque resta a sus autoridades la fuerza requerida para la aplicación de las leyes, pero la disposición oficial surgió de la Presidencia de la República supuestamente para combatir a la delincuencia organizada, y para desequilibrar a los grupos de autodefensa que se habían formado en algunos de los estados en los que la violencia se estaba incrementando aceleradamente. Lo más probable es que en poco tiempo entre en vigor esta disposición, porque tanto el Congreso de la Unión como las legislaturas estatales han aprobado todas las iniciativas de ley presidenciales, aun cuando la opinión pública sea contraria. En este caso, repetimos, se restaría autonomía a los municipios, porque el mando único policiaco estaría en manos de la federación en coordinación con los ejecutivos estatales. Sin embargo, al no afectarse los presupuestos, estas instituciones seguirán siendo codiciadas por la clase política, ambiciosa también del poder económico.
Ante el panorama político que se está viviendo en la entidad, la ciudadanía se inclina por el abstencionismo, a sabiendas de que su voto sería inútil, porque ya los partidos políticos están decidiendo por sí mismos, y a través de consignas, el reparto de los próximos cargos de elección popular. No obstante, es necesaria la participación para que los principales cargos no queden en las mismas manos de las mafias que han usurpado el poder y mantenido sus privilegios a lo largo de muchos años. Las únicas opciones serían las candidaturas independientes, pero ya hemos visto que éstas también son manejadas desde las altas esferas políticas, por lo que al tomar el poder siguen las mismas consignas que los partidos políticos registrados. Las decisiones finales están a punto de tomarse, por los tiempos señalados en las convocatorias del Instituto Nacional Electoral, por lo que también la ciudadanía deberá decidir la forma que considere más conveniente de su participación, a fin de que Oaxaca no continúe el retroceso que ha sufrido en las últimas décadas.