Por Abel Santiago / abelsantiago303336@yahoo.com.mx
Siempre que se presenta el espectáculo de la Guelaguetza, los lunes del cerro, la danza de la pluma ha tenido especial significación, porque es una de las principales y más espectaculares danzas oaxaqueñas de acuerdo con la descripción que de ella hace el cronista e historiador Manuel Martínez Gracida. Una síntesis de esta es la siguiente: fue compuesta después de la conquista y se representa con dos bandos contendientes. Uno simula a los españoles con Hernán Cortés a la cabeza, acompañado de la Malintzin, y otro a los mexicanos con Moctezuma, acompañado de la Cihuapilli. Los indios que representaban a los españoles vestían el traje guerrero de su época y portaban espada. La Malintzin se presentaba decentemente vestida, al estilo de México, con huipilli bordado, de hilo de colores, enagua blanca con fajas azules hasta la mitad de la pantorrilla, y calzón blanco con encajes y olán en los extremos; media blanca y cactli negro, asegurando el empeine del pie con listón colorado en forma de cáliga, o bien zapato de raso.
El tocado lo formaba una raya blanca en medio de la cabeza y dos trenzas colgantes a la espalda. Lucía aretes de oro en las orejas, en el cuello gargantilla de cuentas de oro; en el pecho sartales de cuentas de plata o vidrio de varios colores y en los dedos de las manos anillos de oro o de plata. Portaba en la mano derecha un mosquitero, que era el abanico indígena. Los mexica vestían el traje indígena, compuesto de camisa blanca con manga corta y olán hasta el lagartillo, túnica corta bordada de hilo de colores y adornada con listones, ceñida a la cintura, con banda amarilla, azul o colorada, formando enaguilla, o bien, una especie de chaleco con bordado de hilo, adornado también con listones de colores; calzón blanco, corto, hasta la pantorrilla, con fajas circulares de listones azules, colorados y morados, de trecho en trecho y al final olán plisado; media blanca y cactli negro, asegurando el empeine del pie, formado una liga hasta arriba del muslo.
Su tocado lo formaba un vistoso y elegante penacho formado de varillas y de carrizo cubierto de plumas finas, blancas, coloradas, azules, verdes y moradas por secciones combinadas y a lo largo o ya atravesado, según el gusto, y con espejitos en la frente y cuentas en el arco de entrada de la cabeza, simulando piedras preciosas. El aro tenía una correa a cada lado para asegurarla debajo de la barba, a fin de que al bailar no se les cayera. Lucían collares de cuentas de vidrio de diversos colores y sartales con dijes. Llevaban a la espalda un carcax de cartón con tres flechas; en la mano derecha la macana y en la izquierda una sonaja. Moctezuma vestía el traje real, compuesto de camisa con manga corta y olán, túnica de rasillo color de rosa bordada de seda blanca y adornada con galón dorado; calzón colorado corto hasta la pantorrilla, bordado y adornado con listón azul y galón dorado en los extremos; capa corta de rasillo colorado adornada con galón dorado; media rosada y cactli negro con hebilla de metal amarillo, asegurando al empeine del pie con listón azul, formando cáliga hasta la pantorrilla.
Su tocado lo formaba un airoso y elegante penacho de plumas de copilli, símbolo de la dignidad real que representaba. Lucía en el cuello gargantilla con cuentas amarillas de vidrio; en el pecho, sartales de las mismas de color verde, blancas y azules con dijes simbólicos, y en los brazos pulseras de galón de oro. Empuñaba en la mano un cetro de oro, y en la izquierda una sonaja. Las Cihuapilli vestía lujosamente traje de rasillo de color blanco al estilo mexica, compuesto de camisa bordada con hilo morado y sobre ella un elegante huipilli de algodón blanco bordado de hilo azul y adornado con listón y galón dorado, ceñido a la cintura con banda verde, el cual le caía hasta las pantorrillas; calzón blanco hasta la pantorrilla con calados y olán; media blanca y cactli negro con hebillas de metal amarillo, asegurando al empeine del pie con listón colorado, en forma de cáliga hasta arriba de la pantorrilla. Su tocado lo formaba una raya en medio de la cabeza y dos trenzas colgantes a la espalda con lazo de listón dorado simulando una diadema. Lucía en las orejas aretes de oro, en el cuello gargantilla del mismo metal; en el pecho sartales de vidrio amarillo, azul, verde, blanco; en los brazos pulseras negras con cuentas verdes y el los dedos anillos de oro y de plata, empuñando en la mano derecha un mosqueador y en la izquierda una sonaja.
Figuraba entre los bandos un grupo de hombres con máscaras negras, vestidos con chaqueta o levita, pantalón y zapatos, que tenía el encargo de cuidar a los danzantes y quienes portaban chicote en mano. El jefe se llamaba “campo” y dirigía la danza. Portaba un mástil adornado que tenía en la parte superior varios cascabeles. La danza o baile se formaba de dos grupos contendientes, uno frente a otro. Cortés con la Malintzin se sentaban en dos sillas puestas en el extremo del sitio elegido para el baile, y Moctezuma y la Cihuapilli en otras dos, con estera a los pies, por alfombra. Campo daba la señal con el mástil y los danzantes se formaban en dos hileras, una frente a otra. La música tocaba enseguida y daba principio el baile con tal compás y precisión, que cada paso y genuflexión era uniforme en todo. Al terminar la música, el general mexica en un discurso o estrofa, despertaba a Moctezuma que aparentemente dormía y le advertía el peligro de la invasión. Seguía la música y el baile y al concluir aquella de tocar, Cortés hablaba y pedía la sumisión que Moctezuma negaba. Así, entre baile y discursos, hablando unos y contestando otros, llegaban a medir sus armas en un combate simulado, cuyo resultado era la prisión de Moctezuma y el triunfo de los españoles.