Contingencia por COVID-19 hace más urgente la protección a personas migrantes y refugiadas LGBTI, y fomentar condiciones dignas para su integración
CIUDAD DE MÉXICO – Hoy, Día Internacional contra la Homofobia, Lesbofobia, Transfobia y Bifobia (IDAHOT, por sus siglas en inglés), organizaciones de la sociedad civil, agencias internacionales e instituciones gubernamentales que conformamos la Mesa de Género y Migración reconocemos la valentía de quienes han tenido que dejar sus países debido a la violencia y discriminación que enfrentan por el libre ejercicio de su sexualidad o su identidad.
La conmemoración de este día evoca la decisión que tomó la Organización Mundial de la Salud en 1990, cuando se desclasificó la homosexualidad como un trastorno mental. IDAHOT fue creado en 2004 para llamar la atención sobre la violencia y la discriminación que sufren las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI).
Es importante dar cuenta de que las personas refugiadas y migrantes LGBTI están sujetas a formas múltiples e interseccionales de discriminación, tanto por su origen nacional y estatus migratorio, como por su orientación sexual, características sexuales, identidad de género y expresión de género.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, ha dicho que la creación de espacios seguros para solicitantes de asilo y refugiados LGBTI es esencial para que no se sientan forzados a ocultar su orientación sexual o identidad de género y estar protegidos. Asimismo, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) ha resaltado que las desigualdades profundamente arraigadas y la estigmatización de las personas LGBTI obligan a muchas de ellas a emigrar lejos de sus comunidades corriendo riesgos inimaginables en el proceso.
En el caso de niñas, niños y adolescentes de la comunidad LGTBI migrantes, refugiados y solicitantes de asilo, los riesgos a sufrir abuso, maltrato, violencia sexual y discriminación se intensifican por su minoría de edad y, sobre todo, por su condición migratoria irregular. No se les considera como sujetos de derechos y tampoco existen políticas públicas adecuadas para su protección, ni espacios de alojamiento seguros, lo que les obliga a mantenerse invisibilizadas, exponiéndose a diferentes formas de violencia y explotación para sobrevivir.
En virtud de lo anterior, y en cumplimiento de sus obligaciones internacionales, los Estados deben proteger a migrantes y refugiados LGTBI y fomentar condiciones dignas para el ejercicio de sus derechos humanos y su integración, lo que se logra al proveer servicios adecuados y no discriminatorios, así como mediante la creación de entornos seguros y acogedores para que tengan confianza de compartir sus preocupaciones y necesidades.
Esto se vuelve aún más urgente en el contexto de la contingencia sanitaria por COVID-19, ya que las personas LGBTI refugiadas y migrantes pueden experimentar impactos desproporcionadamente adversos al estar más expuestos al aislamiento, la estigmatización, la violencia, el abuso, la discriminación y la explotación; tener que permanecer en confinamiento con personas que no respetan su identidad de género u orientación sexual; y, en el caso de personas LGBTI que padezcan alguna enfermedad crónica, enfrentar mayores obstáculos en el acceso regular a medicamentos y servicios de salud. Asimismo, los impactos económicos de la pandemia pueden aumentar el riesgo de que las personas LGBTI refugiadas y migrantes enfrenten mayor marginalización y precariedad, lo que aumenta en sí mismo la exposición al nuevo coronavirus.
Desde la Mesa de Género y Migración hemos manifestado nuestra preocupación por los altos índices de violencia, incluyendo el aumento de crímenes de odio, que se registran contra personas LGBTI refugiadas y migrantes – o aquellas personas percibidas como tales – en los países de Centroamérica y a lo largo de las rutas de tránsito. Cada año, cientos de personas LGBTI de Centroamérica y otras regiones son discriminadas, violentadas y forzadas a huir por el hecho de existir, por ser quienes son. Estas personas llegan a México en busca de protección y un lugar seguro. Instamos a las instituciones del Estado, a las organizaciones, y a la sociedad mexicana en general, a asegurar que, aun en el contexto de la contingencia sanitaria por COVID-19, las personas LGBTI refugiadas y migrantes logren encontrar un lugar seguro, inclusivo y hospitalario en nuestro país, garantizando una atención sin discriminación y un pleno reconocimiento de sus derechos.