Por Abel Santiago
En los últimos meses se han intensificado los apoyos a dos grandes movimientos ilegales, uno a nivel nacional, que es el de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, y otro a nivel internacional, que además tiene la agravante de inmoral y pernicioso, y es el lésbico gay. El primero lo han vuelto también político los oportunistas por pretender llevar agua a sus molinos, y el segundo lo están legalizando sus partidarios. En ambos tienen metidas las manos los llamados izquierdistas y sus partidos políticos, y los defienden como si de la suerte que corrieran dependiera el destino nacional. Lo más lamentable es que han logrado influir en la opinión ciudadana, y cada día son más los que se manifiestan en favor de esos movimientos, sin reflexionar en los graves daños que ocasionan a la sociedad en general, por lo negativo que resultaría su éxito, como ha ocurrido con casi todos los cambios habidos durante este sexenio presidencial. En los casos citados la presión popular puede ser determinante, porque se está disponiendo de muchos medios de difusión, a través de los que se dan a conocer los aparentes fundamentos de sus demandas.
En el caso magisterial el más afectado ha sido el pueblo oaxaqueño, que en esta nueva embestida lleva más de un mes de aislamiento total por el bloqueo de carreteras, entre otros muchos daños, mientras los dirigentes de ese gremio, acostumbrados a los negocios ilícitos, hacen su agosto con sus viajes a la ciudad de México en autobuses de pasajeros en malas condiciones pero exclusivos, porque han cerrado el paso a los normales medios de transportación, con la complacencia del gobierno federal, que ya ha comenzado a someterse a los caprichos de esos chantajistas, como lo ha demostrado desde el primer diálogo que les concedió el secretario de Gobernación, por órdenes de Enrique Peña Nieto, y que acaba de confirmar en la reunión del lunes pasado, en que se acordó instalar tres mesas de diálogo para negociar asuntos políticos, sociales y educativos, aun cuando se había afirmado que la reforma educativa no se negociaría. Además, Miguel Ángel Osorio Chong no pudo convencer a los mafiosos para que suspendieran sus bloqueos, sino que por el contrario se dejó imponer la condición de que las protestas seguirán en la misma forma, o sea que en Oaxaca continuará el aislamiento, el cierre de carreteras, el plantón en el centro histórico y la toma de oficinas y centros comerciales, con lo que continuará el desempleo y la carencia de artículos de primera necesidad y medicamentos.
El otro movimiento que inexplicablemente sigue recibiendo diariamente apoyos ciudadanos es el lésbico gay, que impulsan principalmente personas y grupos de izquierda y los llamados progresistas, que a los que no compartimos sus opiniones llaman homofóbicos. Como todo mundo sabe, la homosexualidad ha existido siempre, pero como una condición muy personal y privada en sus relaciones, pero hace pocas décadas se hizo pública y con la exigencia de derechos, como si se hubiera prohibido su acostumbrada práctica. En México autoridades federales y estatales con esa tendencia iniciaron la promoción de su legalización, hasta que llegó a aprobarse el matrimonio entre personas del mismo sexo, primero en el Distrito Federal y después en algunas otras entidades, con el posterior colmo de autorizarse la adopción de niños, que se formarán en un ambiente anormal, con un incierto futuro, que será de desubicación y deformaciones. A tal grado ha llegado la trascendencia de ese movimiento, que existen organizaciones por los derechos de la diversidad sexual, que en estos días condenaron “la reciente ola de violencia y crímenes a raíz de la campaña de odio e intolerancia emprendida por la iglesia católica”, a cuyos representantes responsabilizó el movimiento por la igualdad, de impulsar a los sectores conservadores a oponerse al matrimonio igualitario, y de desatar ataques contra la comunidad lésbica, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti e intersexual.
En su sesión ordinaria efectuada el pasado seis de este mes, la comisión permanente de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, aprobó la promoción de una diputada perredista de exhortar al secretario de Gobernación a que solicite a la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos y a los integrantes del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la ciudad de México, a que inicien un proceso sancionador en contra de los jerarcas religiosos que se han manifestado en contra de la iniciativa presentada por Enrique Peña Nieto para que en todo el país se legalice el matrimonio igualitario, o sea entre personas del mismo sexo, y con derecho a la adopción. Este es el extremo a que se ha llegado en este aspecto, con la agravante de que siguen aumentando los que apoyan esas descabelladas iniciativas.
A nivel internacional, más de un millón de homosexuales recorrieron el dos de este mes las calles de Madrid, en el desfile del orgullo gay más grande de Europa, que este año recordó a las víctimas del atentado en Orlando y reivindicó por primera vez la bisexualidad. Se dijo que en un ambiente festivo y lleno de música y calor, una multitud clamó por los derechos de la comunidad LGTB, gays y lesbianas, con el lema, “leyes por igualdad real, ¡ya!, año de la visibilidad bisexual en la diversidad”. En otros países del mundo también se han llevado a cabo manifestaciones semejantes, porque igualmente se pretende la legalización de estos matrimonios y el derecho a la adopción.
Estos son los dos grandes males que afectan en la actualidad a México, aparte de las carencias y de la venta al extranjero de las riquezas nacionales. Por lo que respecta a Oaxaca, la amenaza de crecimiento del problema magisterial es grave, porque las autoridades federales no se atreven a aplicar las leyes y la justicia para imponer la gobernabilidad.
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