Por Luis Ignacio M. Lujano Rivera
Mucho hemos escuchado en estas últimas semanas, sobre los conflictos internacionales, en donde se indica que cada vez es más probable una nueva guerra entre los Estados Unidos y Corea del Norte, con motivo de los ensayos nucleares que realiza el gobierno de KIM JONG-UN desde Pionyang.
Se estima que podría concretarse este nuevo suceso durante esta semana, en que se festeja el 15 de agosto el Día de la Liberación Nacional, donde las dos Coreas se independizaron en 1945 de Japón, con la Segunda Guerra Mundial, con el apoyo de los aliados.
Se dice que es tradicional que Corea del Norte festeja el hecho con grandes desfiles militares y podría ser posible que el líder coreano lanzara un nuevo misil, que es la advertencia que le anunció el Presidente Trump, para enviarle “fuego y furia”.
Mientras tanto diversos países van tomando partido, como China y Rusia que apoyan las sanciones que ha impuesto la ONU a Corea; y por el otro lado, la advertencia de norcorea de lanzar en estos días, un misil en contra la Isla de Guam, el territorio estadounidense más cercano, a alrededor de 3500 kilómetros de distancia y que según dicen las noticias, se proyectaría en la isla en menos de 20 minutos de recorrido aéreo.
Lo cierto es que hay muchas especulaciones desde hace años, sobre la generación de la famosa Tercera Guerra Mundial; pero más allá de ello, todos los días existen pequeñas grandes guerras; y son pequeñas si las comparamos con la Primera y la Segunda mundiales; pero son grandes si las viven los habitantes de los países más afectados con el terrorismo, como el más reciente ataque que dejó 18 muertos y 20 heridos en la capital de Burkina Faso, Uagadugú; o las guerrillas de grupos opositores en los Estados mexicanos de Tamaulipas o Guerrero entre otros.
La intolerancia humana y la lucha por el poder, en sus distintas dimensiones, van generando día con día, esas guerras, que con sus respectivos efectos desgarradores, ganan dinero con la venta de armas, pero han olvidado el gran principio juarista de: “ENTRE LOS INDIVIDUOS COMO ENTRE LAS NACIONES, EL RESPETO AL DERECHO AJENO, ES LA PAZ”.
Hoy por hoy se hace más presente la frase atribuida a Gershon Legman, quien se dice que escribió la frase a mano en su suéter, en abril de 1965, en una manifestación contra la Guerra de Vietnam, en Eugene, Oregon: “Make love and not war !”. “Haz el amor y no la guerra”.
Así esta frase ha servido de inspiración a grupos pacifistas de todo el mundo y la han cantado John Lenon en la canción Mind Games; Bob Marley en la canción No more trouble; y aparece entre otros documentos promotores de la Paz en el mundo, en el libro de David Allyn, The Sexual Revolution: An Unfettered History.
Hoy nos toca desde nuestras trincheras, orar y promover la paz y no la guerra.