- A la Escuela Normal de Costa Rica, ante el incipiente desarrollo de una universidad pública, se le ha considerado el “Alma Mater” de la educación costarricense; clave en la profesionalización de docentes.
- Ojalá esta conmemoración sirva para que muchos costarricenses, especialmente las nuevas generaciones, sean conscientes del fundamental pilar que fue la Escuela Normal para el ámbito educativo costarricense.
Carlos Díaz Chavarría
Vicepresidente / Costa Rica
Fotos cortesía de José Pablo González
El pasado 28 de noviembre se cumplieron 100 años de la promulgación del decreto ejecutivo del presidente Alfredo González Flores, en 1914, que fundó la Escuela Normal de Costa Rica, considerada cuna de la formación de educadores en el país.
Dicha institución funcionó con regularidad hasta 1940, cuando fue incorporada a la Escuela de Pedagogía de la recién creada Universidad de Costa Rica. Sin embargo, en 1950 se reestablece la Escuela Normal en Heredia donde funcionó coexistiendo con la Escuela de pedagogía de la Universidad de Costa Rica. Finalmente la Escuela Normal de Heredia pasa a constituir, en 1973, la Universidad Nacional.
De esta manera la Escuela Normal, ante el incipiente desarrollo de una universidad pública costarricense, funcionó, durante un significativo período, como una institución de educación superior, por lo que se le ha considerado el “Alma Mater” de la educación costarricense; clave en la profesionalización de docentes y en el desarrollo de la educación costarricense.
Máxime si se toma en cuenta que por esta institución pasaron grandes mujeres y grandes hombres quienes vieron en la educación un gran baluarte, como, por ejemplo, la escritora María Isabel Carvajal, la conocida Carmen Lyra, quien tuvo a cargo la Cátedra de Literatura Infantil o el historiador Carlos Meléndez Chaverri quien se desempeñó como profesor de Estudios Sociales.
En este sentido, el docente herediano, sobrino nieto del expresidente Alfredo González Flores, expresa: “Entre los valores de la Escuela Normal de Costa Rica se encuentran la formación de educadores con conocimiento y vocación; el iniciar en Costa Rica con un país con mayor énfasis en la educación que en las armas; el crear conciencia en la población de los problemas nacionales para una pronta solución; una riqueza de producción literaria y las lecciones que de algunos personajes se aprendió; por ejemplo, de don Alfredo González Flores la lucha por la justicia social y la necesidad de visión futurista, de don Luis Felipe González Flores su amor por la niñez, su vasta obra de investigación y su trabajo silencioso, de don Omar Dengo su humanismo, cercanía al estudiantado, su intelecto, de don Marco Tulio Salazar su vocación, buen sentido del humor, de don Uladislao Gámez su hospitalidad y su liderazgo y de María Isabel Carvajal su coraje y su gran riqueza literaria”.
Definitivamente la Escuela Normal de Heredia tuvo meritorias repercusiones sobre toda la enseñanza nacional. Ante este panorama, en el acto conmemorativo realizado en la Sala Magna del Liceo de Heredia, el señor presidente de la República, Luis Guillermo Solís, expresó: “Las ideas que fundaron la Normal constituyen el crisol de donde surge la Costa Rica contemporánea. La convicción de que la educación pública debía llegar a todos los rincones del país alimentó la creación de una escuela formadora de maestras y de maestros. El que un país como el nuestro tomara esa decisión en medio de la Primera Guerra Mundial, con la crisis que vislumbraba, dice mucho del camino costarricense. Desde entonces se comprendía que la educación y la seguridad social serían las columnas fundamentales para la paz social”.
Además agregó: “Pese a que han cambiado las metodologías pedagógicas de entonces a hoy, hay un valor fundamental que persiste desde entonces como estandarte de la educación costarricense: la vocación, ese espíritu de servicio, ese compromiso personal y profesional que hace que quien sea educador no deje de serlo nunca. El servicio absoluto a nuestros estudiantes es nuestra razón de ser. Es importante nuestro papel en la transformación de la sociedad”.
También en su discurso el señor presidente hizo mención de su madre quien fuera normalista: “Soy maestro con mucho orgullo, igual que lo fue mi madre. Mamá llegó a la Normal desde la lejana Turrialba como tantas jóvenes de principios del siglo pasado. Tuve la grata sorpresa, además, de recibir el expediente académico de mi madre, lo cual me inspira para comprometerme más con la excelencia, el humanismo, la verdad, el respeto y la tolerancia”.
Ojalá esta conmemoración sirva para que muchos costarricenses, especialmente las nuevas generaciones, sean conscientes del fundamental pilar que fue la Escuela Normal para el ámbito educativo costarricense. Y que, además, se convierta en un ejemplo para los presentes y futuros educadores para que recuerden que deben educar con una clara vocación de amor y compromiso por la enseñanza, tal y como lo hicieron tantos normalistas.
Pues como lo señala don José Pablo González: “A los educadores del siglo XXI hay que decirles que luchen por sus ideales; el mundo necesita de educadores por vocación. Decía el ex gobernante Jesús Jiménez Zamora: ´El pueblo que tenga más y mejores escuelas, será el mejor de los pueblos´. La importancia de la historia radica en quien conoce su pasado, sabe donde está y hacia donde va”, -decía don Omar Dengo”.
¡Congratulaciones a los normalistas por este centenario legado a favor de una propositiva, visionaria e inspiradora enseñanza!
En 1914 el entonces presidente de Costa Rica Alfredo González Flores (arriba), junto con su hermano Luis Felipe González Flores (abajo), quien en ese entonces fungía como sub secretario de instrucción pública, hoy ministro de Educación Pública, fundan la Escuela Normal de Costa Rica, con el objetivo primordial de solucionar un grave problema que venía aquejando la educación costarricense: la formación del maestro costarricense.
Curiosidades de la Escuela Normal de Costa Rica y de algunos de sus personajes…
-La Escuela Normal tuvo sus repercusiones en la estructura de los estudios del Liceo de Costa Rica, y el Colegio Superior de Señoritas.
-La formación en la Escuela Normal requería de seis años de estudio. Tres años de estudios generales y tres años de estudios especializados, que eran básicamente los que preparaban al alumno para su función docente.
-La Escuela Normal tenía tres secciones: los Estudios Generales (tres años de estudios secundarios), la Normal (tres años de la formación propiamente normal y profesional) y la Escuela de Aplicación (que era la de los cinco años de primaria).
-El profesor Arturo Torres Martínez fue el primer director de la Escuela Normal. Otros directores fueron: don Roberto Brenes Mesén, don Joaquín García Monge, don Carlos Gagini Chavarría, don Omar Dengo Guerrero y Marco Tulio Salazar.
-El 3 de diciembre de este año se hizo la presentación oficial del documental: “Centenario de la Escuela Normal” en el Auditorio de la Fundación Omar Dengo en Heredia.
-Don Roberto Brenes Mesén, quien quedó huérfano, recibió la educación gracias a su tío, el reconocido abogado Alberto Brenes Córdoba.
-Don Alfredo González Flores fue el primer egresado del Liceo de Costa Rica en llegar a ser presidente de Costa Rica. Era soltero, por lo que su madre, Elemberta Flores Zamora, ejerció como primera dama.
-La escritora María Isabel Carvajal, conocida como Carmen Lyra, usaba como primer apellido el de su madre pues su padre, Andrés Venegas, nunca la reconoció.
-El seudónimo de Carmen Lyra fue sugerido por su amigo don Joaquín García Monge. Don Joaquín había estudiado en Chile y allí conoció una calle denominada “Carmen” y una plaza llamada “Lira”.
-El décimo primer director de la Escuela Normal fue el arquitecto que hizo la construcción de dicho inmueble, el Ing. José Fabio Garnier Ugalde.
-El señor presidente de la República, Luis Guillermo Solís, asistió a la celebración del Centenario de la Escuela Normal de Costa Rica en la Sala Magna del Liceo de Heredia. Fue una actividad muy emotiva para él pues se le hizo entrega del expediente de su madre, Vivienne Rivera Allen, quien fuera estudiante de la Escuela Normal. Al respecto indicó: “Mamá llegó a la Normal desde la lejana Turrialba como tantas jóvenes de principios del siglo pasado. En Heredia encontró bajo el alero de la querida familia Sequeira un lugar para poder refugiarse de su soledad y encontrar el amor. Allí fue criada como una hija más para trabajar luego como maestra en Cartago, irse a estudiar a México y entregar su vida como profesora de pedagogía en la Universidad de Costa Rica. Soy maestro con mucho orgullo, igual que lo fue mi madre y lo será uno de mis hijos”.