*Clanes que Agobian
*De Otros Refugiados
*Revisar Concesiones
Por Rafael Loret de Mola
Si en Guerrero no es posible olvidar a los figueroa, padre e hijo, cubiertos por la ignominia de un cacicazgo que se extendió desde “el Valle de Josafat” –léase “Galería del Poder, Océano, 1996-, hasta la matanza de Aguas Blancas contra campesinos indefensos –un hecho acaso tan siniestro como la represión en Iguala bajo la tutela de una pareja execrable, los abarca-, en Oaxaca no han dejado de repetirse las canonjías para los Murat y en Chiapas lo mismo respecto a los González Blanco –dos Patrocinio que desembocaron en Televisa, con Leopoldo Gómez González Blanco y su hermanita Arely, ahora procuradora general de la República.
En Hidalgo, cada mandatario intenta formar su propia estirpe intocable y así ha sido desde los Rojo y los Lugo, dueños de heredades inmensas, casonas residenciales y pueblos enteros, hasta los más recientes, como Jesús Morío –Murillo- Karam y Miguel Ángel Osorio Chong, incrustados como alimañas en el gabinete presidencial en curso; el primero, ya dejó la PGR, en donde se “sintió cansado” tras una actuación deplorable y lleva de subterfugios debajo de los casos de genocidio conocidos, para convertirse en secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, es decir de todo el suelo patrio incluyendo los mares que nos pertenecen aunque desaparezcan islas, como la Bermeja, o perdamos la soberanía sin reclamar sobre otras, la de Clipperton en el Pacífico a sólo mil cien kilómetros de distancia de la costa michoacana y con jurisdicción francesa administrada desde ¡la Patagonia!.
(Me pregunto si los mandatarios calderón y peña tenían conocimiento de ello –de la isla que mantuvo soberanía mexicana durante largo tiempo-, cuando negociaron con los presidentes franceses Sarkozy y Hollande la liberación de la abyecta secuestradora Florence Cassez quien, sin moral alguna, se da el lujo de pretender aumentar su rentabilidad acusando por daño moral a cuantos se le pongan enfrente; y no se trata, de ninguna manera, de avalar el montaje perpetrado por genaro garcía luna, tan campante en Florida, y rematado por el reportero Pablo Reinah por su propia iniciativa).
Quizá por esta ausencia notable de cultura y de capacidad para ejercer el poder, nuestro país, como bien dijeron los padres de los normalistas desaparecidos, y no muertos mientras no existan pruebas concluyentes, de Ayotzinapa –aunque les pese a algunos funcionarios venales y sus correspondientes mercenarios de la pluma y los micrófonos desesperados por cavar las sepulturas bajo las losas del silencio-, se ha convertido en un “gran cementerio”, los de quienes han caído y todos aquellos que no alzan las voces, atemorizados, cobardes, esperando que del cielo baje el auxilio de la Providencia. Que se sepa, Dios, el Supremo, jamás auxilia a los timoratos ni a los avestruces racionales que esconden sus cabezas bajo la tierra mucho antes del finiquito final. Las capillas que honran al Creador las construyen los valientes.
Dentro de los medios de comunicación, algunas familias se han apoderado del derecho a la información de todos los mexicanos que sólo puede ejercerse mediante la libertad y no bajo signos de pesos y centavos arguyéndose que la “libre empresa” y sus condiciones son superiores a la esencia misma de la democracia: el hilo conductor de la noticia que nos obliga a recapacitar y contar con elementos suficientes para avizorar futuro y destino.
Así, desde hace muchos años, surgió el mayor prestanombres, el gallego Mario Vázquez Raña –con presencia segura en el inframundo desde hace poco más de un mes-, cuyo hermano Olegario, deportista de tiro, va sobre sus pasos. El primero fue quien arrebató la cadena de periódicos García Valseca, de facto y con el patrocinio del deplorable luis echeverría, a su fundador, el célebre Coronel. Éste, el visionario, aunque nunca leía, logró fundar cuarenta y dos cotidianos y acabó muriéndose en el vestidor adjunto a la piscina de su mansión, rodeado de gatos, bajo el flagelo de una terrible paranoia fundada en las amenazas consumadas del clan Vázquez Raña en su fusión con echeverría; pero en México jamás se castiga a los asesinatos inducidos.
De este grupo, y es bueno recordarlo, surgió la “exitosa” y pueril familia Chao, una de las de mayor cobertura entre los medios y el poder público. Hace muy poco, sin el menor pudor y sin más argumentos que la defensa secular de la oligarquía, Felipe Chao Ebergeny, salió a dar la cara por MVS, el emporio de Joaquín Vargas y sus hermanos –todos herederos y con nacimientos entre algodones-, tras la sacudida brutal que implicó la expulsión de quienes habían denunciado asuntos tan graves como el de las residencias de las Lomas –propiedad de la gaviota de Los Pinos-, y reproducido otros, entre ellos el alcoholismo de calderón certificado en mi obra “2012: La Sucesión” –publicada en 2010 por Océano pese a algunas restricciones que pudimos superar-.
La cuestión es muy simple: ¿cuál es la prioridad?¿El supuesto derecho de las empresas a aplastar las libertades de sus colaboradores bajo el criterio fascista de la productividad sin derechos o la divulgación de la noticia que pertenece a quien la encuentra y difunde, no a los que medran con ella? Supongo que la interrogante es muy compleja para mentalidades cerradas como las de peña nieto, aurelio nuño y demás compañía repelentes a las tesis democráticas.
Pero la familia Chao, uno de los clanes pervertidos por la corrupción ingente, tiene un largo historial: el mayor, Guillermo, fue vicepresidente y presidente de información en la Organización Editorial Mexicana, la de los Vázquez Raña, y luego llegó a ser gerente general de operaciones de la cadena estadounidense United Press International (UPI) cuando “don mario”, el ladrón extinto, compró la misma pagando en efectivo más de cuarenta millones de dólares durante la veda del libre cambio a finales de la administración lópezportillista. Fue tan nauseabunda la operación que el principal cliente de la UPI, The New York Times, optó por cancelar los servicios de la agencia y le siguieron otros más hasta hacerla inoperable. Una derrota para los Vázquez cuya intención era ¡controlar las noticias desde México para amancebarlas en los Estados Unidos!
Y todavía queda Andrés, otro de los sin escrúpulos, que se prestó a ser secretario privado de vicente fox a la salida de Alfonso Durazo Montaño, quien había tenido la misma posición bajo el mando del sacrificado Luis Donaldo Colosio y pretendió sacudirse de su pesar instalado, en el despacho adjunto del panista fox, un pequeño bronce del priísta tiroteado. Ahora Durazo es perredista con amoríos con la MORENA de López Obrador –con lo cual cerraría su ciclo entre tres ideologías diversas en apariencia-, y Andresito fue designado subsecretario de Gobernación por el burriciego Osorio Chong. ¡Muchas felicidades familia Chao por estar rebosante de “talentosos” oportunistas!
Basta el recuento para avalar el servilismo vergonzoso y extremo, servidores y lacayos de las familias amafiadas que se pretenden dueñas de la opinión pública, desde el gallego Vázquez hasta el otrora “secuestrado” Vargas Guajardo quien, eso sí, no escondió su cobardía a sabiendas que quien operó su rapto fue, y tengo pruebas de ello, el abyecto manuel bartlett díaz… al servicio de MORENA para quien quiera saberlo. Y nadie duda que el noticiario de Carmen Aristegui tenía un sesgo favorable a Andrés Manuel, lo mismo que en pro del segundo mayor multimillonario del planeta. Por eso le iba de perlas a los Vargas… hasta que el tambor de guerra de Chapultepec sonó a duelo y a ignominia. Todo lo demás es consecuencia.
¡Ay, los malditos clanes de la política que se entromete para obstaculizar la defensa de la libre expresión, un sagrado derecho de cualquier sociedad civilizada! Fíjense lo mismo en las grandes televisoras, negociadores de cargos y canonjías para algunas de sus figuras estratégicas –desde la hijita del dueño de TV Azteca, Ninfa Salinas Sada, actual diputada por el verde y una de las promotoras del asesinato vil de los animales de circo, hasta Arely Gómez González Blanco, hermana del vicepresidente de noticias de Televisa, Leopoldo-, que en las herencias en los diarios fundamentadas por sus maridajes con el poder.
Sólo con este ejercicio podremos comprender porque es necesario mantenernos bajo el signo de#Cero Cobardía.
Mirador
El padre Alejandro Solalinde ha realizado esfuerzos tremendos para rogar por los casos innumerables de emigrantes que recorren el territorio nacional y muchas veces son retenidos y esclavizados por las mafias mexicanas. (Esta es una de las posibilidades que perviven en torno a los cuarenta y tres de Ayotzinapa mientras sus cuerpos no aparezcan; deseamos ardientemente que vivan para contarnos la historia y para corresponder al enorme cariño de sus padres).
Pero existe oro drama: el de los miles y miles de mexicanos que han debido fincar al otro lado del Río Grande, gracias a tener disposiciones para ello o simplemente intentando sobrevivir, quienes han huido al norte desde urbes convertidas en fantasmas, como Ciudad Mier, Tamaulipas, en donde sólo sigue funcionando, por cierto, la tiendita Oxxo, recién adquirida por Eva Gonda, viuda de Eugenio Garza Lagüera y principal accionista de FEMSA, la distribuidora de la Coca-Cola. Todo cae por su propio peso. La señora en cuestión ocupa el quinto sitio entre las mayores fortunas de México.
De los que se fueron, se han olvidado nuestro gobierno y las tantas comisiones de derechos humanos. Ni quien piense en ellos, al garete, ofreciendo sus posibilidades, brazos y dineros, al establishment estadounidense. Y México bajo la polvareda inacabable de la corrupción.
Por las Alcobas
Varios grupos de gasolineras han sido identificadas como grandes “lavanderías” al servicio del cártel de Sinaloa y, en especial, del “prófugo” Rafael Caro Quintero quien salió libre, por su propio pie y a través de la puerta grande de su prisión para luego volver a ser acusado. Las compañías en cuestión son: Petrobarrancos, Gasolinera Multilomas, Eca Energéticos y Petro London.
Debieran extenderse hacia el sureste en donde el zar de la gasolina, en Camopeche, Antonio Vega Serrador, y la empresa Lodemo, propiedad de una familia que aunque tenga mi apellido no coincide en sangre ni origen, caracterizadas por su espectacular crecimiento en plena crisis. Es el primer signo que, por desgracia, se intenta ocultar por los senderos de la complicidad.