Por Macario Ramos Chavez / Enviado por CONAPE Internacional
San Cristóbal de las Casas, Chiapas.- El Papa Francisco al continuar su gira este lunes, llegó al México profundo, donde se encuentra abierta la herida y urge un reconsideración en el respeto a los pueblos originarios, que por siglos han sido despojados de sus tierras que fueron contaminadas por manos extranjeras. El Sumo Pontífice estableció el contacto con miles de indígenas, tanto chiapanecos como incluso provenientes de Guatemala y El Salvador.
Ahí, durante la celebración eucarística afirmo enfático “El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita a ustedes ” por lo que les pido hacer un examen de conciencia y aprender a decir “¡Perdón!” porque muchas veces los pueblos indígenas han sido incomprendidos y excluidos; porque muchos, “mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban”. Hay quienes han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones”.
Más adelante, dijo que nadie puede permanecer indiferente ante una de las mayores crisis ambientales de la historia. En este aspecto tenemos mucho que aprender de las comunidades indígenas, pues “saben relacionarse armónicamente con la naturaleza”. El desafío ambiental, dijo, es causada por el abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. “La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes”.
El Sumo Pontífice retomó la expresión del Popol Vuh “El alba sobrevino sobre todas las tribus juntas. La faz de la tierra fue enseguida saneada por el sol”. En esta expresión hay, dijo, “un anhelo de vivir en libertad, un anhelo que tiene sabor a tierra prometida, donde la opresión el maltrato y la degradación no sean moneda corriente”.
Es importante que durante la eucaristía, se celebraron los matrimonios de Diego Guzmán Girón y Petrona Girón López (de la comunidad de Tenejapa), y de Miguel Moshan Álvarez y Martha Pérez Ceverino (del Barrio de Cascajal de San Cristóbal de Las Casas), agradecieron al Santo Padre en lenguas tzeltal y tzotzil, semblantes de paz y misericordia.
Uno de ellos refirió “Los pueblos indígenas de Chiapas, de México y de Guatemala estamos muy agradecidos por tu visita… gracias por poner tu corazón cerca del nuestro y estar con nosotros para aumentar nuestra fe en Dios, por la forma en que nos enseñas; aunque muchas personas nos desprecian, tú has querido visitarnos y nos has tomado en cuenta como la Virgen de Guadalupe a San Juan Dieguito”
Y también pidieron al Santo Padre autorizar el servicio del diaconado permanente indígena con su propia cultura: “con sus propios signos de cada uno de los pueblos de hombres y mujeres indígenas”, agradeció por haber aprobado el “uso en la liturgia y el ritual de la misa en nuestros idiomas, pues así podemos comprender y escuchar lo que Dios nos quiere comunicar”.
“Somos descendientes del pueblo maya, estamos unidos en el corazón del cielo y corazón de la tierra, como llaman nuestros antepasados a Dios, según nos lo narra nuestro libro el Popol Vuh, con un solo corazón, con los árboles, las flores, los animales, plantas silvestres, agua y manantiales… con nuestro corazón agradecido, literalmente lleno de flores, te decimos: ¡Tatic Francisco, muchas gracias!”
A la misa asistieron más de 110 y 120 mil indígenas de cuatro etnias (zoque, tzotzil, tzeltal, tojolabal), el Papa Francisco recibió dos Biblias traducidas al tseltal y tzotzil, y un Nuevo Testamento traducido al tzotzil: un trabajo hecho “desde el corazón del pueblo”. Luego de recibir estos obsequios el Santo Padre abrazó a los traductores que se los entregaron, mientras los asistentes a la celebración gritaban “tenemos un Papa al lado de los pobres”. El Evangelio fue leído en lengua tseltal, hubo música autóctona.