La tesorera municipal, Nohemí Judith Chávez, asegura que “no hay ninguna ley que la obligue a entregarla”
Por Raúl González Nova
Almoloya de Juárez, Méx. — Diversos trabajadores de la administración municipal que encabeza Adolfo Solís Gómez han expresado su inconformidad ante la falta de pago de su parte proporcional de aguinaldo y prima vacacional, derechos laborales que, según afirman, les corresponden por ley.
El presupuesto aprobado por el Cabildo de Almoloya de Juárez para el ejercicio fiscal 2025 asciende a más de 744 millones de pesos. En dicho presupuesto, aprobado en acta oficial, se establece claramente el otorgamiento de un aguinaldo anual equivalente a 40 días de sueldo base, así como una prima vacacional del 40% de 20 días de sueldo base a los servidores públicos no sindicalizados y a los de los organismos descentralizados durante el periodo constitucional 2025–2027.
No obstante, varios empleados aseguran que este beneficio nunca llegó a sus cuentas bancarias, a pesar de estar contemplado en la ley y en el presupuesto aprobado. “Nos dejaron como el chinito: nomás mirando”, comenta uno de los afectados con evidente frustración, tras revisar sin éxito el cajero automático.
A esta situación se suma la postura de la tesorera municipal, Nohemí Judith Chávez, quien habría declarado que “no existe ninguna ley que la obligue” a entregar dicha parte proporcional, contradiciendo el contenido de la propia acta de Cabildo donde participó como vocal y responsable de las finanzas públicas.
Peor aún, los trabajadores señalan que el área de Tesorería opera casi como un “búnker”: más de 20 empleados —la mayoría provenientes de otros municipios— laboran a puerta cerrada, tras un sistema de doble chapa, generando aún más sospechas sobre el destino de los recursos destinados a los trabajadores.
El descontento crece, y la inconformidad ya rebasa los pasillos del Ayuntamiento. Mientras tanto, Adolfo Solís guarda silencio, y los empleados municipales, lejos de recibir justicia, reciben evasivas. Si el dinero no llegó a sus manos, ¿a qué bolsillo fue a parar?