GINEBRA (3 de marzo de 2021) – Un experto en derechos humanos de la ONU pidió hoy una respuesta global sólida y rápida al empeoramiento de la crisis del agua en el mundo, y afirmó que el cambio climático se ha convertido en un “multiplicador de riesgos” que agrava la contaminación, la escasez y los desastres.
“El mundo enfrenta una crisis del agua, y está empeorando”, señaló David Boyd, relator especial de la ONU sobre derechos humanos y medio ambiente, en un informe presentado al Consejo de Derechos Humanos. “El uso humano del agua, la contaminación del agua y la degradación de los ecosistemas acuáticos continúan acelerándose debido al crecimiento de la población, el crecimiento económico, la emergencia climática, el cambio de uso de la tierra, el extractivismo, el uso ineficiente del agua y una planificación, regulación y aplicación deficientes”.
“Tres cuartas partes de todos los desastres naturales en los últimos 20 años estuvieron relacionados con el agua, incluidas inundaciones, deslizamientos de tierra y otros eventos climáticos extremos”, prosiguió Boyd.
“Dados los impactos devastadores de la crisis mundial del agua en la vida, la salud y los derechos humanos, se deben tomar medidas correctivas de manera rápida y sistemática, con prioridad en mejorar las condiciones de las personas más vulnerables”, destacó en el informe Derechos humanos y Crisis de agua.
Boyd subrayó que la mitad de la población mundial vive sin un saneamiento administrado de manera segura y que se necesitan acciones urgentes para ayudar a los más de tres mil millones de personas que carecen de acceso a agua potable o enfrentan escasez periódica de agua.
“La contaminación del agua, la escasez de agua, los desastres relacionados con el agua y el daño a ecosistemas de agua dulce saludables tienen impactos importantes en una amplia gama de derechos humanos, incluidos los derechos a la vida, la salud, el agua, el saneamiento, la alimentación, un medio ambiente saludable, un nivel adecuado de la vida, el desarrollo, la cultura y los derechos del niño”, expresó.
Boyd agregó que hay cinco pasos clave que los Estados deberían tomar, a nivel nacional, para abordar la crisis mundial del agua: preparar una evaluación del estado del agua; llevar a cabo una iniciativa de mapeo legal; desarrollar planes relacionados con el agua que incorporen un enfoque basado en derechos; implementar y hacer cumplir las leyes, regulaciones y estándares relacionados con el agua; así como evaluar los avances y, de ser necesario, fortalecer las acciones para asegurar el cumplimiento de los derechos humanos.
Deben tomarse dos acciones adicionales en cada paso del proceso: desarrollar capacidad humana, financiera e institucional; e informar e involucrar al público, en particular a las mujeres y los grupos vulnerables y marginados.
“Agua segura y suficiente, así como los ecosistemas acuáticos saludables, son elementos sustantivos del derecho a un medio ambiente saludable, tal como lo reconocen los tribunales regionales, las leyes nacionales y la jurisprudencia nacional”, manifestó Boyd.
“Una perspectiva de derechos humanos puede servir como catalizador para una acción acelerada para lograr agua segura y suficiente, empoderar a quienes trabajan para proteger y conservar el agua y guiar nuestras acciones hacia un futuro saludable y sostenible”, añadió.
El relator especial afirmó que el Consejo de Derechos Humanos tiene el poder de impulsar el progreso a través de una resolución que reconoce que todas las personas, en todas partes, tienen derecho a vivir en un medio ambiente seguro, limpio, saludable y sostenible.