Por William Hundelshauseen Carretero
“El mototaxismo es un problema social que tiene su origen ante todo en la forma como está estructurada la prestación del servicio de transporte público y más importante en el modelo económico colombiano.”
Es un problema social porque de esta actividad informal de transporte público de miles de personas derivan su sustento diario. Al mismo tiempo, el mototaxismo moviliza en Cartagena a miles de pasajeros cada día, a un precio inferior al de su principal competidor, el transporte público colectivo y del taxi.
Lo que nació como una alternativa de empleo en algunas ciudades de la Costa se convirtió, con el paso de los años, en un aliado estratégico para la delincuencia. Hurtos, fleteo y asesinatos (bajo la modalidad de sicariato) son comunes en lugares donde el mototaxismo afloró como una forma de suplir la ausencia de transporte en barrios periféricos de las poblaciones de esta región. Y la solución no es la propuesta que está haciendo el comandante de la policía metropolitana de Cartagena, que en 20 días quedaría restringida la circulación de motos con acompañante hombre por varias vías y calles de la ciudad ya que NO todos los que toman ese servicio son delincuentes, hay que tener en cuenta al tomar una determinación como la que se piensa hacer antes de veinte días, quienes son los usuarios de este servicio: 45.3 % corresponde a estudiantes, 28.5 % corresponde a empleados, 15.4 % amas de casa, 6.1 % desempleados y 4.8 % otros; todos ellos asociadas a las carencias y precaria economía familiar, esencialmente por restricción en los ingresos. Y si nos vamos por el lado de quienes desempeñan la actividad en su mayoría son personas esencialmente de sexo masculino, menores de 29 años, con compromisos familiares, con uno o tres hijos, predominantemente con educación segundaria interrumpida, principal aportante en la economía familiar, vulnerables, expuestos a alta presión o tensión emocional derivados de su situación económica, sometidos a largas jornadas laborales, propensos a accidentes de tránsito, incrédulos frente a las promesas de los políticos de turnos que ven en ellos su fortín político adquiriendo sus votos para luego engañarlos y quitarle el pan de sus hijos. Frente a este complicado panorama, expreso mi preocupación por lo que pueda ocurrir apenas pongan en práctica la medida, cuando lo correcto sería ejecutar las políticas públicas donde la amenaza persiste y de ahí la grave inseguridad en diversos sectores de la ciudad que requieren de la administración y exigir la presencia de las autoridades en los sitios donde algunos personas disfrazadas de mototaxistas vienen cometiendo sus fechorías perjudicando a la gran mayoría que son gente trabajadoras, honradas que la situación los llevo a realizar esa actividad, porque los problemas vigentes en Cartagena, son producto de una formación política desordenada que le ha permitido progresar desigualmente configurando el desarrollo urbano al no responder a los flujos del desplazamiento poblacional interno por la desconfianza. Y al no haber confianza es porque el pueblo ha perdido la fe en la acción de la administración por razón de no cumplimiento de los compromisos adquiridos a través de promesas de campaña electoral; esto conlleva a que el pueblo piense que fue engañado y sienta que ha sido mancillado su honor cívico y patriótico, produciéndose un fuerte rechazo hacia el gobernante de turno, pues lo que le queda es solo incertidumbre. Y los problemas involucran decisiones políticas, a veces controvertidas y por lo mismo muy difíciles de resolver. Ya que la criminalidad y la violencia han venido crecido de manera acelerada desde principios de este año. No cabe duda que la violencia y la inseguridad deberían ser prioridades de la agenda política de la administración y no es prohibiendo a los parrilleros hombres en barrios de Cartagena sino prestar atención a la vigilancia y la inversión de las políticas públicas porque el fenómeno de la Inseguridad en sus diferentes formas: criminalidad rural o urbana, enfrentamiento entre pandillas, delincuencia común, fleteos, abuso de autoridad, delincuencia organizada, etc., NO solo se realiza en MOTOS también en carros, entonces prohíbase los pasajeros en estos vehiculos. A raíz de esto: CARTAGENA, ES PRODUCTO DE UNA FORMACIÓN POLÍTICA DESORDENADA