Corrupción, abuso y prepotencia: el verdadero rostro de la administración de Adolfo Solís Gómez
* La familia Solís no puede con el paquete… y ya hundió a Almoloya de Juárez
Por Amanda Hernandez
Almoloya de Juárez, Estado de México. – La administración de Adolfo Solís Gómez no solo es ineficaz: está podrida desde sus cimientos. Nepotismo, tráfico de influencias, incompetencia, abuso de poder y una red de favores y complicidades han convertido al gobierno municipal en una cueva de corrupción que avergüenza a los ciudadanos.
El presidente municipal ha demostrado no tener ni la capacidad, ni la voluntad, ni la autoridad para poner orden. Su gobierno no solo ha fallado en temas esenciales como la seguridad –que se deteriora cada día más–, también ha permitido que personajes sin escrúpulos lleguen a cargos clave solo por favores personales o relaciones íntimas.
Uno de los casos más alarmantes ocurre en el Centro de Mando C4, donde el encargado del área, Iván Pineda, colocó como supervisora a la policía Elvia Moreno Colín, conocida no por su mérito o preparación, sino por sus relaciones con altos mandos y por su notorio historial de flojera, negligencia y conflicto.
Excompañeros relatan que Moreno Colín evitaba cumplir con sus funciones cuando era policía de tránsito, se negaba a acatar órdenes y que, al ser presionada para hacer su trabajo, reaccionó acusando falsamente de acoso a su superior, Neri Mendoza. Todo para librarse de la exigencia de rendir cuentas.
Hoy, convertida en jefa, Elvia Moreno abusa del poder con absoluta impunidad. El personal del C4 denuncia hostigamiento, amenazas y un ambiente de terror. La ahora supervisora presume estar “protegida” por su cercanía con Iván Pineda, y utiliza esa relación para pisotear a quien se le antoje. Insulta, humilla, llama “perros” y “analfabetas” a sus compañeros, y se burla de ellos por no hablar inglés, mientras presume un nivel que no va más allá de unas cuantas frases mal aprendidas.
Lo más grave: se le acusa de utilizar las instalaciones para fines personales y de mantener una conducta abusiva e inmoral en horas laborales. Mientras tanto, perfiles preparados, con vocación y ética, son relegados.
¿Y el presidente municipal? Callado. Inmóvil. Cómplice por omisión. La administración de Adolfo Solís Gómez se ha convertido en un sistema de castas donde el mérito no existe y la corrupción es regla. La familia Solís ha resultado incapaz de sostener el paquete y lo que hay hoy en Almoloya de Juárez es un desgobierno sostenido por el miedo, el abuso y la ineptitud.
La ciudadanía ya no exige explicaciones. Exige justicia, rendición de cuentas y una limpia total de una administración que huele a podrido desde el primer día.