Ante el aumento de los flujos migratorios, la región de los Altos de Chiapas contará con un albergue del Servicio Pastoral al Migrante (SEPAMI), perteneciente a la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, que brindará atención a personas refugiadas, solicitantes de asilo y migrantes.
El albergue, inaugurado por SEPAMI y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que financió la construcción en su totalidad, podrá alojar hasta 100 personas solicitantes de asilo, refugiadas y migrantes, y tiene un modelo basado en la dignidad, el respeto, la eficiencia, la sustentabilidad y la vinculación con diversos actores.
Hace seis años, la Diócesis tomó la iniciativa de crear un equipo que ofreciera atención humanitaria integral a personas en movilidad. Desde entonces, SEPAMI ha brindado servicios en casas habitación adaptadas para el descanso y la alimentación de las personas, espacios para realizar trámites y recibir información sobre procedimientos migratorios y de asilo y acompañar procesos de inserción-integración. Asimismo, ha contribuido a generar condiciones para que México continúe siendo un espacio solidario y hospitalario.
La región del corredor central chiapaneco es parte de la ruta utilizada por personas que huyeron de sus países por violencia o persecución. ACNUR y sus socios detectaron la necesidad de fortalecer la capacidad de recepción en San Cristóbal de las Casas para alojar a las personas en condiciones dignas y seguras.
Los refugiados guatemaltecos en la década de los ochenta encontraron cobijo en esta zona. El nuevo albergue responderá a las necesidades actuales que derivan del incremento del desplazamiento forzado desde el Norte de Centroamérica y otros países del continente americano. De acuerdo con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), 80% de las solicitudes de asilo en 2021 se presentaron en Chiapas. El albergue también resulta necesario ante la reducción de espacios de atención humanitarias durante la pandemia.
El albergue ofrecerá servicios especializados en materia legal y psicológica, y a su vez, valorará proyectos e iniciativas en favor de estas poblaciones, tomando en cuenta que sólo la suma de esfuerzos y voluntades puede hacer frente a esta situación humanitaria.
Además, brindará atención a personas que salen de Estaciones Migratorias bajo el programa de Alternativas al Alojamiento, que permite que las personas lleven su procedimiento de reconocimiento de la condición de refugiado libertad. El programa ha
cobrado relevancia tras las recientes modificaciones legislativas que prohíben la detención de niñas, niños y adolescentes y sus familias.
“El albergue de SEPAMI se suma a una red de albergues muy fuerte en Mexico, que son la primera línea en la respuesta humanitaria”, señaló Giovanni Lepri, Representante de ACNUR en México.
El terreno fue donado por el ciudadano Luis Bautista, que ya prestaba una casa a la Diócesis. “Tenía este terreno abandonado, murió mi esposa y me puse a pensar qué hacer con ese espacio. Como le tenía mucha confianza a Tatic Samuel Ruiz, decidí donar el terreno a la Iglesia”, explicó.
Fray Gonzalo Ituarte, director de SEPAMI, agradeció a Luis Bautista y al Barrio de Cuxtitali por su generosidad “para hacer posible acoger a tantas personas que se han visto forzadas a abandonar su tierra y su patria”, y externó su beneplácito por la asociación con ACNUR, que permitirá responder más integralmente a las necesidades de esta población. “Estoy convencido de que la hospitalidad y la solidaridad serán un signo visible de humanidad, en un contexto internacional de injusticia, violencia y desigualdad”.
En línea con los criterios de sostenibilidad de la ONU, el albergue cuenta con paneles solares y un sistema de recolección de aguas pluviales. Asimismo, los materiales utilizados permiten que fluya el aire para tener ventilación natural. El diseño del albergue responde también a las necesidades de protección del patrimonio cultural local.