Por Lic. Rogelio Zamora Barradas
Cuando hace 18 años Fox ganó la Presidencia y, después, Calderón, escuché la noticia con mucha preocupación; pensé que se daría inicio a una serie de actividades que conducirían a un gobierno con fuertes compromisos con la iglesia católica. Esa era una concepción que se tenía de la derecha mexicana, formada en catedrales y parroquias de México.
Con el ejercicio de sus mandatos fue desapareciendo esa preocupación, ya que, al menos, no lo hacían a través de acciones públicas o de cambios constitucionales, sino que se dedicaron a realizar un gobierno, bueno o malo, según el punto de vista de cada quien, pero, cuando menos, no tocaron la parte más sensible de nosotros: nuestras libertades.
Hoy, Andrés Manuel López Obrador, perteneciente a un partido de izquierda, vuelve a inquietarme por sus declaraciones públicas relacionadas con lo religioso. Al mejor estilo de cualquier partido de derecha, ha tomado el tema religioso para proponer acciones de gobierno, combinando políticamente los intereses religiosos y los intereses de poder, haciendo una mezcla muy peligrosa: utilizar la religión en promesas de campaña, abriendo la puerta al fanatismo religioso que parecía superado.
No hay día que no hable de Ecumenismo, de una Constitución Moral, de que es cristiano y del gran amor de Cristo, utilizando a los evangélicos extremistas del Partido Encuentro Social (PES) para difundir sus ideas religioso-políticas, para influir en los creyentes, para ganar adeptos (¿de verdad es de izquierda?).
En un país donde los políticos deshonestos son los más odiados, se nos ha olvidado que no todos los políticos buscan dinero. Quienes así actúan pronto son puestos en su lugar y son señalados por todos, terminando su futuro político.
Pero hay otros políticos, que son los más peligrosos, porque hacen mayor daño al pueblo. Estos no buscan dinero ni propiedades, buscan PODER, HONOR y GLORIA POLÍTICA.
¿Quiénes son estos? Los que creen ser figuras que se consolidarán en la Historia, los que trascenderán en el tiempo, los que alcanzarán inmortalidad, los que serán capaces de opacar la imagen de los héroes nacionales más reconocidos en el país, y sueñan con ser considerados los salvadores del petróleo como Lázaro Cárdenas, los nuevos padres de la patria (Hidalgo), los nuevos beneméritos de las Américas (Juárez).
Estos políticos son aún más peligrosos cuando buscan la legitimación a través de los conceptos religiosos, dando a los oídos ávidos de cosas diferentes la oferta de Ecumenismos religiosos, influyendo en los indoctos e inconstantes la seducción por sus labias, haciéndolos creer que construirán un hermoso país, ofreciendo la unidad de todas las iglesias, la unidad de la moral a través de la educación religiosa en las escuelas de educación básica.
Ilusionan al pueblo al hacerle pensar en lo bello que sería oír al señor presidente hablando de la biblia, las enseñanzas cristianas y sus virtudes de amor, fe, esperanza, unión con Dios, destacando la santísima trinidad por ser ejemplo de unidad.
Ya me imagino el primer día en que cumpla su promesa de Ecumenismo-políticoreligioso-mexicano, cuando reúna a las iglesias católicas y las supuestas evangélicas, tomando el micrófono el señor presidente Manuel López Obrador: “Antes de iniciar nuestra reunión ecuménica quiero convocarlos a realizar un rezo para que Dios nos ayude; por favor, Monseñor Primado de México, invítenos a rezar el padre nuestro”, mientras el sacerdote pasa con su vestimenta colorida y de alas amplias a dirigir el rezo con toda parsimonia.
Andrés tomará el micrófono y dirigirá su mensaje a los dirigentes de las iglesias católicas y evangélicas: “¿Por qué están divididos? Si Dios es solo uno y todas las iglesias conducen a dios, ya dejen de pelear entre sí, dense un abrazo y trabajen todos en unidad. Prometí en mi campaña que realizaría el ecumenismo y aquí estamos, siempre cumplo lo que digo.”
Se escucharán las glorias a Dios de los evangélicos y las risas de los católicos; al día siguiente, las clases de religión empezarán a darse en las escuelas primarias y secundarias, y los alumnos que no quieran estar presentes por ser de credos diferentes, tendrán dos opciones o quedarse sentados con los oídos tapados o salir al patio, donde los niños se reirán de ellos por no tener su credo, mientras los maestros los censurarán por crear la desunión.
Los templos evangélicos podrán ser utilizados para misas católicas en aras del ecumenismo y los falsos darán gloria a su dios; por fin, las guitarras eléctricas y las baterías recibirán las misas también.
Obviamente en el presupuesto del gobierno deberá existir una partida para que se pague a los maestros de religión, una partida presupuestal para pagar los proyectos, programas y actividades de los religiosos, hacer oficial la religión porque no habrá oposición.
La forma de dar las plazas a maestros de religión será muy sencilla: en la escuela Benito Juárez, ¿cuántos alumnos son católicos? el 70%, bueno, la mayoría manda, pasa el sacerdote católico.
Y ¿cuáles serán los argumentos para la escuela que está en territorio de la Hermosa Provincia? Para entonces, ni quien los tome en cuenta, no serán escuchados.
Tal vez si los evangélicos muestran su inconformidad, podrían darles un día para predicar, y entonces los verás predicando la misma doctrina de la trinidad, pero ahora expuesta por un evangélico.
En tanto las “ayudas” a los más pobres aumentarán, más becas a estudiantes, madres solteras, más becas al que no trabaja, más becas al mayor de 60 años o mejor desde los 50, becas para los vendedores ambulantes, becas al que renta.
Hay que dar y dar, porque la estrategia es que, llegado el 4º año de gobierno, se empiece a trabajar con esos grupos para hacerles ver que fueron beneficiados, que otro gobierno no los defenderá ni los ayudará con el de AMLO y, entonces a alguien, no de los que están en poder, a alguien del pueblo se le ocurrirá proponer la reelección del señor presidente, seis años más de prosperidad y, si es posible, como en países similares presidencia con terminación indefinida.
Esta historia me recuerda a Don Porfirio en México, a Chávez y Maduro en Venezuela, a los de Perú, Rusia, China, Cuba, etc.
Esa es la forma de los que quieren trascender convirtiéndose en héroes nacionales, en padres de la patria y beneméritos de México, pero lo que más me duele es que utilicen la religión para conseguir apoyo, y que los que conocen la doctrina los adopten como su falso profeta.