Por William Hundelshauseen Carretero
Lo vuelvo a decir: habitamos en el país más impoluto de la Tierra, el de los tres poderes independientes, el que no tiene parapolíticos ni corruptos, el que tiene un cuerpo político de ultraderecha que no grita ni desafía a la oposición o señala a sus miembros de ‘comunistas disfrazados’, los que poseen asesores de ‘inteligencia superior’ que descubren en instantes de inspiración que cualquier marcha contra ellos es organizada por la guerrilla.
¡Qué país limpio! Aquí desde antes del Bogotazo se han respetado las ideas de izquierda. Para qué hablar de desaparecidos si es que a lo mejor andan de farra. O de burdel. ¿Cómo dicen? ¿Asesinar dirigentes sindicales? Jamás, si es que por el contrario aquí se expiden reformas laborales para preservar los derechos de los trabajadores, para repartir con ellos las utilidades de las empresas. ¿Asesinar dirigentes sindicales? Gran mentira, si es que acaban de matar uno –otro- en Cartagena y Medellín pero eso no hace parte de ningún complot contra el sindicalismo.
Qué pulcritud de país. La tragedia de las 22 personas muertas y las 23 heridas, del desplome de la torre Portales de Blas de Lezo II, tiende a pasar en la historia sin culpables gracias al cinismo de los involucrados, sin embargo hay que dejar que la gente olvide pronto el caso para declarar absueltos a los implicados y que posteriormente demanden por daños y perjuicio para sacar una buena partida millonaria al estado; Enriquecimiento ilícito, soborno, cohecho, opacidad en el tratamiento de los recursos públicos y su uso indebido, así como los conflictos de interés, NO forman parte del rosario reciente de escándalos de corrupción, por el contrario, son estrategias presidenciales, de funcionarios de alto nivel y empresas que involucraron inocentemente a sabiendas que están implicadas en el desarrollo y bienestar del país. El caso recientemente de Odebrecht, donde están mezclados y salpicados políticos, prestantes personalidades de la vida pública, que ha sido la clave para entender los millonarios escándalos que seguramente quedaran en la memoria de los colombianos y sus protagonistas reelegidos o nombrados en altos cargos del estado en el exterior para que la gente desmemoriada los olvide pronto y aquí nunca paso nada. No es si no recordar que una vez don Mancuso o alguno de esos dones, advirtió no sin gracia que el Congreso de la República era paramilitar un 35 por ciento. El porcentaje era mayor. Aquí la oposición dice que hay ‘parauribismo’ porque son ya…, bueno, perdí la cuenta, no sé cuántos, tal vez sesenta congresistas seguidores del expresidente que están acusados de tener lazos con el paramilitarismo. Pero, vaya, de qué se quejan. Si es que aquí en Colombia el paramilitarismo surgió para salvar a la gente de la subversión, no importa si esa misma gente caía a punta de motosierra o masacrada a bala, que hubo también algunos que se tomaban la sangre de los muertos, pero era que estaban en una cruzada contra los impíos bandoleros. Cómo no decir que estaban (los paracos) por salvar al país y entonces merecían quedarse con las mejores tierras, ni bobos que fueran.
Ah, bello país. Recordemos por ejemplo cómo el expresidente defendió al buen muchacho del DAS que ahora está preso por conexiones con el paramilitarismo; o cuando hablo de traición a Gabriel García Morales, quien fuera viceministro de Transporte durante su gobierno cuando se le acuso, supuestamente, recibir US$6.5 millones de la firma Odebrecht, el primero en caer por ese caso
La Asociación de Periodistas Independientes de Colombia APIC está estudiando la posibilidad para que se otorgue el equivalente político a los premios DIANA TURBAY QUINTERO al cinismo, la hipocresía y el caradurismo; la clase política, figurará entre los más firmes candidatos a obtenerlo en los premios de guion, actuación, dirección y producción. “El pasado me condena” podría ser el título de esta coproducción colombiana. Y digo que es una maravilla, porque en Colombia –nada nuevo bajo el sol- lo inmoral y lo ilegal dan caché y estrato. Y qué. Si ya tenemos tradición de inversiones de fondos de la mafia en la política. Lo dicho: eso da lustre. Y muchos votos. Una belleza, carajo! En Colombia ¿Parapolítica? ¿Corrupción? ¡Qué Va!