RAÚL RENÁN (1929)
“COMO FUE EL PRESAGIO” (2012)
Por Ivonne Sánchez Barea
En Noviembre de 2012, fue alumbrado cómo un nuevo amanecer, la Antología Poética: “COMO FUE EL PRESAGIO” del Poeta Raúl Renán, editado y publicado por el Fondo de Cultura Económica de México y prologado por el Poeta y Académico Pedro Enríquez (Granada, España), quien manifiesta en el prólogo, su sorpresa por la vigencia y juventud de su palabra poética, de sus ideas, de su conocimiento, de su experimentación con el poema, y dice:
“En Raúl Renán se mantiene la plenitud de sus constantes vitales poéticas, la pasión por el juego de los significantes y significados, la calidad del continente y del contenido, la aventura del descubrimiento, la meticulosidad de la investigación, el cuidado por la palabra exacta, caminante siempre en la búsqueda de la emoción sin la que no existe verdadera poesía, siempre del brazo de la creatividad y la originalidad”.
Considerando al Poeta, Maestro de varias generaciones, despertando los sentidos hacía dimensiones temporales y espaciales; y cómo magia, el prestidigitador… nos satisface con una deliciosa frescura de palabra y a la vez con la tensa sed de continuar indagando, haciendo nuestra su poética.
Leyendo “Poesía Completa, Tomo I” del Poeta Raúl Renán, editado por: El Instituto de Cultura de Yucatán y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México en 2011, imagino al niño, al adolescente, descalzo caminando por el Barrio de San Sebastián y sus polvorientas calles de hace ocho décadas, en la ciudad que lo vio nacer: Mérida – Yucatán.
Hoy recibimos del poeta, nuevos métodos y estímulos creados dentro de su carrera literaria. De su orfandad, esa chispa de soledad que desprende sus vítreos y cristalinas pupilas abiertas y despiertas, aún hoy, el octogenario, conserva un halo de inocencia y virtuosidad. Él observa las cosas pequeñas que las mujeres detallamos en nuestros instantes y el autor recoge estas visiones extraordinariamente en sus textos. El poeta fructifica generando imágenes desde su voz, en un sentir universal y cómo quien poda un pequeño “Bonsái”, Raúl Renán, brinda al mundo desde su natural y cuidado paisaje textual minimalista.
Raúl Renán en casi seis décadas de aplicación a la creación literaria. Sus versos y prosa han incorporado y encarnado versos, engendrando nuevos y únicos caminos trazados en la poética de estos libros que menciono:
· Lámparas Oscuras (1976), haikus con poemas eróticos en homenaje a Matsuo Bashó, en dónde encarna la unión amorosa.
· Versos de Catulinarias y Sáficas (1979) desde los extremos de la condición humana, certero como una flecha aguda, disparada desde su arco, tiende puentes desde las escuetas líneas que revolucionan la expresión poética en el siglo XX mexicano.
· Publica De las queridas cosas (1982), sonetos, miradas a los verdugos y la muerte, al fruto, a los duelos y a los sigilos, sombras de cuerpo y origen de principio y fin, de hábitos y géneros, liberándose en los Neo-sonetos recreando nuevos ritmos, música que pasa del ruido al ritual de la palabra, al concepto, adentrando y enterrando como en el patíbulo percibido.
· En su Gramática Fantástica (1983), los anti-poemas que deja el autor al lector, atrapamos las palabras fragmentadas, en una sabia y desaforada síntesis de los conceptos humanistas y heterodoxos, dejando que el lector cómo protagonista estructure la reconstrucción, revelando la reformada imagen literaria y liberándose a su vez de los “corsés”, creando un nuevo modelo, dónde hace cómplices al texto y el lector, al texto y el autor, el autor y el lector.
· Pan de Tribulaciones (1984). Homenaje a los fundadores de la poesía española; el diálogo trasmite desde la angustia del poeta, batallas contra las miserias, grito guerrero del oficio literario y partiendo de la poesía medieval castellana, frágil pasaje en las cinco voces, epílogo que transita desde el sueño al lector en un viaje a través de la pluma, la hoja en blanco, y el poeta. Allí expresa el autor, los valores de la franqueza, la sencillez y la claridad.
· Raúl Renán, en Los Urbanos (1988), lleva y trae objetos y abriendo muros internos y elevándolo en el delirio de vivir. Por ello la gente, los objetos, la calle, la ciudad, el agua de la fuente y la plaza, su música citadina de automóviles y tormentas del alma, hasta que naufraga el poeta en el personaje que es enterrado en el nicho alumbrado con la veladora perpetua.
· Su piedra laja de la adolescencia, Lausía (1990), es un viaje por la infancia y juventud trayendo a su memoria, olores, sonidos de sus lecturas, y guiños expuestos sobre las níveas hojas de papel atravesadas por el puñal de un lápiz afilado.
· Viajero en sí mismo (1991) Un peregrinar por su historia y sus venas, llega a la hermosa síntesis de su voz instalada, escuchada por su rostro. Un viaje por la geografía humana, desde la sombra de sí mismo hasta los espejos vacíos o llenos y en este recorrido, sus fatigas, sus seres amados, un circo habitado por lo cotidiano, por el impulso, la pasión, la palabra y el poema.
· Rama de Cóleras (1998) Dedicado a los poemarios a sus amigos en De amistad y complicidad, con terso estilo, descubriendo, vislumbrando la caducidad humanas y sus mundos. Lluvia aposentada de su genio, hacia otras líricas digitadas esgrimiendo el lugar interno que ocupamos en su espejo.
· Otros títulos del maestro, de mi querido amigo y prolifero autor son: “Ambulavio” (1997), “Los silencios de Homero” (1998), “Volver a las cosas”, “Henos Aquí”, “Retratos Árabes”, “Rostros de ese mi Reino”, “La Metáfora y lo Sagrado”, “Los niños de San Sebastián”, “Serán como Soles”, “Emerita (2007)”; la novela “El río de los años”.
Los mundos se reconectan en la diversidad de la expresión, y las orillas se acercan, ahondando en conceptos universales, el lenguaje cómo herramienta de imagen y la imagen como herramienta literaria. Rutas apoteósicas se tejen en una fina trama entre la estampa pictórica, recreando dicha imagen cómo poema visual, y viceversa. Hilar las palabras creando perfiles en versos, capaces de adentrarse en el pensamiento y la esencia de la lírica, cómo preámbulo de la imagen en movimiento.
Raúl Renán ha marcado un antes y un después, nos plantea la creación literaria desenterrada del ataúd, librada de la prisión del cajón de un viejo escritorio; renovándose, dado que el dolor del poeta, se unen desatando clavos de la piel y el madero. El sentimiento de orfandad lo fortalece como efectiva tabla de salvación y/o catarsis. En principio una fuga hacía el vacío, creando la faz del fruto literario, personal e intransferible, como canto poético y/o sueño imaginario.
La idea y la palabra, son canteras de los poetas y literatos; fluye de la sangre verbal que se vacía a través de los dedos en movimiento (teclado o pluma). Nos acerca a un estado magnificente e invisible que conecta “cosmos” y “multi- universos”, hacía esa figura de “Dios” que emergen desde la esencia de los seres humanos. Las palabras, son arena, polvo entre las manos, un sutil rayo de luz que se cuela entre la rendija. El mago, abre la esfera de la noche o la cúpula celeste naciendo del espacio mental y vital, la efímera huella del sentir de los entes creadores.
Los seres queridos y los lugares que se han habitado, nos anclan del viaje imaginario entre aguas y sueños. Nuestra naturaleza, nuestra materia atómica y celular se trasmuta en los soplos de los tiempos, convirtiéndonos finalmente de nuevo en polvo y tierra, besando a la “madre naturaleza”, cubriéndonos con su capa… tinta derramada cómo lágrimas de los poetas.
Vierto, crezco y forjo, embistiendo la muerte y en el grito que rema desde la boca hacia el aliento y pálpito del éter que rodea al “Dios”, desmembrando el terrón compacto en polvo y arena, así asimilo la obra del Maestro y Poeta Raúl Renán.
Los lectores al fin y al cabo, somos bautizados por los mundos de los autores y sus torrentes, aguas del creador, ungidos de palabras, comulgamos desde la santificada lengua que une y libera al pensamiento. En un regreso al origen, el autor, el poeta en redención con los lectores, se regenera y libera.
Libre de atavismos, el poeta realiza su trayecto, cómo si continuara descalzo, sintiendo los guijarros esparcidos sobre el solar que abarca en está Antología titulada; “COMO FUE EL PRESAGIO” el poeta Raúl Renán, publicado por el Fondo de Cultura Económico de México, nos desvela la senda en el ejercicio de vivir y crear, quitándose las prendas, desnudando limpiamente los extremos que le anclan y nos anclan a la tierra, logrando la sensación del tránsito del aire entre los miembros, dando espacio a la palabra. Nos deja huellas sobre el húmedo orbe, tal vez para que sigamos sus pasos con la lectura y asimilación de la obra del autor. Huellas que ha esparcido en los litorales que orillan al lenguaje en los continentes. Desde México y América Latina hacía España, y desde España al mundo, porque sin lugar a duda, su obra tiene la rotunda fortaleza para ser traducida a otras lenguas. En la nuestra, la lengua Española, regresa en un viaje universal y atemporal al estado español, con otra lupa, otro lente y otra forma de pensar y construir la comunicación, no sólo como recurso, sino como consecuencia de la globalización, des – localización y encuentro entre culturas. Un bumerang que abre nuevas e infinitas posibilidades de la comunicación verbal-visual.
El verbo, el ser, la palabra, nos dibujan los paisajes de la voz del Maestro y Poeta Raúl Renán, su eco que cómo dice el Título de ésta Antología: “COMO FUE EL PRESAGIO”, nos presagia, nos augura y nos hace dueños de la palabra, el ser y el verbo.