Por Abel Santiago / abelsantiago30336@yahoo.com.mx
Cuando por error de los votantes oaxaqueños entró como gobernador Gabino Cué Monteagudo, el clamor popular fue que encarcelara a su antecesor, Ulises Ruiz Ortiz y a toda su pandilla de saqueadores del erario público, pero sólo se hizo la pantomima de iniciar investigaciones contra algunos segundones, huyendo los principales a refugiarse en otros estados de la República. Pocos de los primeros llegaron a prisión por una breve temporada, porque fueron liberados a los pocos meses, sin que se diera a conocer el motivo o quién dio la orden correspondiente, lo cierto fue que ya empezaba el gobernador a enseñar el cobre, mientras el pueblo todavía se hacía el desentendido. Ahora todos disfrutan tranquilamente de las millonarias cantidades que se robaron, incluyendo al cabecilla Ruin Ortiz, que además fue premiado por su habilidad con un jugoso puesto en la dirigencia de su partido, el Revolucionario Institucional, y ni hablar de sus riquezas que fueron invertidas en prósperos y seguros negocios familiares.
Como la historia se repite, con este nuevo gobernador la exigencia generalizada ha sido cárcel para Gabino Cué Monteagudo y su banda de saqueadores, que dejaron a Ulises como un simple aprendiz de rata, porque no sólo vaciaron las arcas del erario, sino que dejaron gigantescas deudas urgentes de pagar, así como sin cubrir salarios a cientos de empleados públicos. Las pocas obras realizadas quedaron en mal estado y las inversiones para llevarlas a cabo resultaron fraudulentas, o sea que se trató de una fuente más de enriquecimiento de los gabinistas. Que se sepa, hasta el momento no ha habido el menor intento de aplicarles la ley, ni siquiera la farsa que montó Gabino contra el ulisismo. El escándalo de estos días por la aprehensión de Germán Tenorio Vasconcelos, ex secretario de Salud, el sábado pasado en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, no es una novedad. El proceso interno y confidencial por enriquecimiento “inexplicable” se inició desde que aún estaba en funciones, por ostentoso y público. Bien sabemos que en México no se castiga la corrupción sino la imbecilidad, como en este caso, porque llegó hasta a comprarse un avión y dejó sin los mínimos medicamentos a todas las farmacias del sector salud del estado, exhibiendo en diferentes formas su acumulación de una inmensa fortuna. La situación se hizo tan insostenible que tuvo que renunciar a su alto cargo y huir de la entidad.
Como en otros casos ya señalados aquí, ahora no han faltado los oportunistas que se desviven buscando los mejores calificativos para elogiar al gobernador y a su equipo integrante del llamado gabinete legal, adjudicándole la meritoria labor de haber iniciado el castigo ejemplar para los que robaron tanto que dejaron a Oaxaca en la pobreza. No se sabe si estas personas tienen alguna relación directa con el gobierno, política, de trabajo o amistad, pero lo raro es que cualquier motivo les parece suficiente para aplaudirle, aunque no tengan la información necesaria. Lo ideal sería que por lo menos se hubiera iniciado alguna investigación contra Gabino, pero a todos nos consta que a Tenorio Vasconcelos se le buscaba desde que abandonó el cargo, y que hasta la persona que llegó a sustituirlo reveló parte del saqueo que hizo de la Secretaría a su cargo. Lo que las autoridades correspondientes dieron a conocer ahora, es el daño que causó al estado, no sólo por la pérdida económica, sino también en el menoscabo en infraestructura que perjudicó directamente a la sociedad. También se informó que en uno de los expedientes se establece que Tenorio Vasconcelos realizó actos ilícitos para solicitar y obtener recursos de la Secretaría de Finanzas, además de no haber reunido los requisitos al momento de la solicitud, y autorizar pagos a empresas constructores sin contar con la documentación correspondiente. En esto también hay responsabilidad para el secretario de Finanzas, contra quien de inmediato se debieron iniciar averiguaciones. Pero como contra Tenorio la acusación principal por la que fue detenido es abuso de autoridad, la que no está catalogada como delito grave, hay el peligro de que igual que los anteriores obtenga pronta libertad.
De acuerdo con lo anterior, en su primera presentación en la rejilla de prácticas del Juzgado que lleva el caso, como es natural negó el cargo de presunta responsabilidad en la comisión del delito de abuso de autoridad, por lo que procedió a solicitar su libertad bajo fianza, que a petición de la representación social le fue negada para continuar otra temporada en el penal de Santa María Ixcotel. Uno de los cargos que más podrían pesar sobre el acusado, es el fraude cometido con la supuesta construcción de 2200 sanitarios ecológicos, para los que recibió los recursos estatales y de la federación, pero fueron cantidades que pasaron a formar parte de enriquecimiento “inexplicable.” El secretario general de la sección 35 del sindicato de trabajadores de Salud, exigió que se realice una investigación a fondo sobre los delitos que se atribuyen al ex secretario de Salud, y que en el caso de que resulte culpable, se le aplique todo el rigor de la ley. Desde luego que la culpabilidad está demostrada, pero como decimos antes, es muy probable que este único chivo expiatorio que se ha encontrado a la mano pueda quedar en libertad antes de lo previsto, pues se trata de casos políticos en que la complicidad prevalece, y en los pocos casos en que se ha hecho valer la justicia, pero a nivel nacional, es porque también han influido factores políticos. Por eso la afirmación de que un chivo expiatorio no hace verano, ya que así lo hemos vivido a lo largo de los últimos sexenios gubernamentales.