Por William Hundelshauseen Carretero
Enriquecimiento ilícito, soborno, cohecho, opacidad en el tratamiento de los recursos públicos y su uso indebido, así como los conflictos de interés, forman parte del rosario reciente de escándalos de corrupción que vivimos en Colombia y Cartagena, en los que desde el mismo presidente, funcionarios de alto nivel y empresas están involucrados.
Cuando revisamos los índices de corrupción en nuestro país observamos que existe un mal generalizado, cuyas consecuencias abarcan prácticamente todas las esferas de la vida pública y privada sin que se tenga estadística de corregir este mal endémico que afecta a toda la comunidades, por el contrario en el mes pasado observamos las renuncias masivas de funcionarios que si bien es cierto no han hecho absolutamente nada en las posiciones que sustentaban viéndose involucrados en actos de corrupción; para aspirar al congreso de la república, evidencian la profunda crisis de valores que existe en todos los niveles de la sociedad, así como la forma en que sus efectos se hacen sentir en toda la región.
A pesar de que se trata de un problema común, es importante acotar que la corrupción tiene sus particularidades y dinámicas propias. Por ejemplo, la percepción y los métodos para atacar este mal son muy diferentes todos se las juegan en plena campaña diciendo que combatirán la corrupción, burlándose de un pueblo que carece de unos verdaderos líderes honestos y probos, ya que los que aspiran en su gran mayoría vienen de investigación en investigación por los mismos delitos que ellos manifiestan combatir, Citemos algunos casos para que ustedes amigos lectores saquen sus propias conclusiones: el abogado Alfonso Camerano, quien ha sido gobernador ad hoc del Atlántico y candidato a la Asamblea de este departamento, está involucrado en una investigación por corrupción electoral en Cartagena, ya está libre muy a pesar que la fiscalía mostro pruebas contundente, de raro no tiene nada que este personaje siga con sus aspiraciones políticas aquí, ya que según él fue “victima”.
Por el mismo proceso fueron capturados el concejal, Jorge Useche Correa; los registradores departamentales de Bolívar, Patricia Jiménez y Humberto Carlos Ceballos; Jorge Correa Rosales, tío de Useche; y el abogado Jorge Restrepo Name. El concejal Useche continua sesionando en la corporación, lo que me hace pensar que también es “víctima” de la fiscalía y en la próxima contienda política podría utilizar este hecho para el engrandecimiento de su movimiento, sobre la persecución contra él. El fiscal a principio de año alertó a la ciudad con una especie de avanzada Judicial para dar a conocer los manejos inmorales de algunos concejales y funcionarios públicos, así como las adaptaciones que sufría la administración que la hizo vulnerable a la cadena de ilícitos, tales como malversación de fondos, defraudación del fisco, cohecho, nepotismo, prevaricato, contratación sin el lleno de requisitos, con todo esto la gente quedo a la expectativa de los anuncios del fiscal, esperando la caída de muchos en manos de la justicia sobre el destape de las ollas podridas que se avecinaba, por eso nos preguntamos qué paso con las investigaciones del ICBF?, las 7 toneladas de cocaína pura hallada en el puerto?, que paso con las investigaciones en el departamento de bolívar que fueron suspendidos muchos municipios por corrupción en el manejo de las regalías?, que paso con el caso de la refinería de Cartagena? Entre otros casos similares, etc. A esto súmele el indicador de percepción de corrupción evidenciando un alto nivel de incredulidad frente a las instituciones por parte de los colombianos y Cartageneros. La debilidad en la implementación de las políticas anticorrupción, la cultura del atajo e ilegalidad, la desvirtuación del interés general sobre el particular acompañadas de una justicia ineficiente, dilatoria y con sanciones nulas o poco coherentes frente a los prejuicios causados, son factores que descomponen el tejido social y disminuyen el sentido de pertenencia y cuidado de lo público, pero la verdad es que los casos de corrupción han pasado de ser novedad para convertirse en una rutina. Por eso, la indiferencia y la corrupción abarcan todas las esferas de la vida pública y privada