Por William Hundelshauseen Carretero
A veces me pregunto quiénes somos nosotros para hacer lo contrario a las enseñanzas que nos dejó por su corto paso por la tierra Jesús de Nazaret, que nunca permitió que la indiferencia le arrebatara las lágrimas, y apagara su preocupación por las necesidades de la gente. Siempre estuvo pendiente de sí mismo y de los demás, de cómo vivían, pensaban y sentían, de cuáles eran sus sueños y sus temores. Y esta actitud lo condujo a conocer el hambre, la necesidad de comida, ese ardor en el estómago irresistible, que ha sido un instrumento de los poderosos para oprimir a los débiles a lo largo de la historia. No solo en la guajira se mueren niños de hambre, en Cartagena se ha conocido la abundancia para unos pocos y el hambre para las mayorías populares, donde sin conocimiento de la prensa para denunciar porque no les interesa, mueren niños desnutridos y enfermos por falta de atención médica, esto ha sido considerado normal, natural, lógico, por las mafias de la salud y educación que han hecho metástasis desde administraciones anteriores. Olvidándose que Jesús se manifiesta claramente a favor de los hambrientos, de ayer, de hoy y de mañana. Nos convoca a luchar por una sociedad en la que se distribuyan los cinco panes y los dos pescados, y que todos y todas coman hasta quedar satisfechos. Ese es su sueño, su modelo de sociedad, su proyecto histórico, su plan de nación. Nos relata Mateo que Jesús vio a la multitud, sintió compasión de ellos y sanó a los enfermos. Abrió sus ojos al dolor, al sufrimiento, al cansancio y se comprometió a no abandonar a la gente pasara lo que pasara, a luchar con ellos hasta la muerte y lo cumplió. Entonces porque nosotros que nos declaramos sus seguidores, nos dejamos engañar cuantas veces los políticos quieran, no cumplimos, y lo grave es que utilizan el discurso de él para someternos posteriormente a sus exigencias y beneficios de unos cuantos. Mientras que él rompía, con los esquemas del mundo y le abrió paso a la solidaridad, rechazando todos los argumentos negativos e invitó al desafío de la fe: ¡denles ustedes de comer! Se imaginan la sorpresa de los militantes del Movimiento con esas palabras de fe, que ven de nuevo a la multitud y le responden: solo tenemos cinco panes y dos pescados. No es suficiente. Es una locura pretender alimentar a miles de personas con cinco panes y dos pescados. A ellos en su momento les faltó coraje, les faltó fe. La realidad los inmovilizó. Vieron a la multitud como un problema sin solución y no como una oportunidad para crecer y desarrollarse. Contrario a lo que hacen los políticos de hoy, que derrochan el dinero de los pobres y no específicamente para multiplicarlos e invertirlos en los programas de bienestar del cordón de miseria y detener las desigualdades, sino para cancelar a los inversionistas enemigos de las clases populares que aparecen en cada campaña electoral robándole la pesca al pueblo, mientras que Jesús les dijo a los miembros de su campaña: ¡Tráiganmelos aquí! Se refería a los peces y panes. Y manda a la multitud que se siente sobre la hierba…, en grupos de cincuenta y de cien nos revelan Marcos y Lucas. O sea que organiza a la multitud. La organización popular es el camino de la enseñanza sagrada, el principio de fe. Toma en sus manos los cinco panes y los dos pescados, y mirando el cielo, dio gracias a Dios y partió los panes, los dio a los financistas de su campaña política y ellos los repartieron entre la gente. Al final, todos y todas comieron hasta quedar satisfechos. Hoy esos mismos financistas hacen lo contrario multiplican los peces para ellos y las espinas se la dan al más necesitado porque son ellos los poderosos los que controlan la producción de todo, también pueden controlar la conciencia, esto nos debilita y permite que se nos manipule. Llegó el momento de luchar por el pan y el pescado, luchar por el derecho a la alimentación, porque una de las características del maestro fue la de preocuparse y profundizar en el conocimiento de la gente, se esmeraba en ello, cada persona era una fuente inagotable de interés, meditaba sobre los temores y los sueños de su pueblo, sobre sus necesidades reales. Esto le permitió ubicar debilidades, que eran la prepotencia, el rencor, la envidia, y el egoísmo. De ahí nace la ABUNDANCIA PARA POCOS Y HAMBRE PARA LAS MAYORÍAS POPULARES.