Por Abel Santiago
Ahora que la situación económica del país se ha agravado, sin posible remedio de solución, que el peso y el petróleo se han devaluado con las consiguientes consecuencias para el pueblo, a los partidos políticos se les ha aumentado el subsidio para las precampañas y campañas electorales de los presuntos candidatos federales a diputados en un 48 por ciento. Ahora recibirán un financiamiento público por cinco mil 356.8 millones de pesos, del que el PRI, por ser el partido en el poder, recibirá el 25 por ciento de esa cantidad, o sea mil 376 millones de pesos. Además, todos tendrán derecho a spots en radio y televisión, pues la ley determina que ocuparán los tiempos oficiales para promocionarse en los medios electrónicos. El propio Instituto Nacional Electoral ya ha comenzado a atiborrarnos de sus anuncios electoreros, más los que en días próximos incluirán los partidos políticos, que se disponen a disfrutar de los grandes beneficios económicos que les representan las campañas políticas. Al PRI le sigue el PAN, que recibirá mil 158 millones de pesos, pues como ala derecha del Institucional apoya todas las iniciativas de su Comité Ejecutivo Nacional y las que surgen directamente de la Presidencia de la República. El ala izquierda, representada por el PRD, y que igualmente es seguidora de la oficialidad, recibirá 886.1 millones de pesos. Al satélite e inútil Verde Ecologista se le asignará un financiamiento de 444.7 millones, cantidad que bien sumarse a la del PRI, que es con el que hace mancuerna permanente.
La llamada chiquillada, o sea la que no ha podido agrandar su negocio a pesar del apoyo oficial, también contará con su buena tajada: el Partido del Trabajo, único que parece representar a la izquierda aún no domesticada, dispondrá de 389.7 millones, y los verdaderos paleros del movimiento político nacional, de existencia inexplicable pero tal vez necesaria para el sistema, los partidos Nueva Alianza y Movimiento Ciudadano, recibirán 371.2 y 368.4 millones respectivamente. Por si no fuera suficiente ese número de partidos y esas elevadas cantidades de dinero que les dará el gobierno de nuestros impuestos, este año se suman al negocio electoral tres nuevos: Morena, Encuentro Social y Humanista, y cada uno recibirá 120.9 millones de pesos para estas elecciones, en las que compiten para ratificar el registro condicionado que les otorgó el INE, lo que les resultará difícil, porque con excepción de Morena, que tiene ya varios años trabajando, los otros dos partidos, aparte de nuevos, no tienen hasta ahora ninguna promoción y tal vez sólo sus miembros conozcan sus documentos básicos, en los que apoyarán sus campañas y el programa de acción de cada uno de sus abanderados.
Las precampañas de los miles de aspirantes a ocupar una curul federal se iniciaron el 10 de este mes, y durante muchas semanas la población tendrá que sufrir el bombardeo de propaganda por todos los medios publicitarios, se informa que 10.8 millones de promocionales, con los que de no apagar los aparatos receptores se podría enloquecer de tanto escuchar las mismas cantaletas de mentiras y promesas vanas. Según el INE, los partidos políticos deben definir las candidaturas por el principio de mayoría relativa a más tardar el 23 de febrero, y las de representación proporcional o plurinominales el 28 del mismo mes. Las campañas, que serán de verdadera locura, se iniciarán el cinco de abril, para concluir con el proceso electoral del siete de junio. El propio INE informó que hasta el 18 de febrero, cuando concluyan las precampañas, en los tiempos del Estado se transmitirán 60 spots de partidos políticos al día en cada estación de radio y canal de televisión, entre las seis de la mañana y la medianoche. En promedio serán 3.3 promocionales cada hora, lo que ya es una verdadera invitación al abstencionismo electoral por el abuso del tiempo en estos medios.
Los precandidatos, que son miles, también dispondrán de cantidades solventadas por el pueblo para promocionarse. El INE les ha fijado un tope máximo 224 mil 74.72 pesos a cada uno, y como no se ha dado a conocer la cantidad exacta de aspirantes, sólo se supone que la suma total en gastos de precampaña resulta ser una fortuna, con la que se podrían construir hospitales y escuelas, o por lo menos tener bien surtidas las farmacias de seguridad social. Pero estos servicios se descuidan para invertir el dinero en el negocio de la política, que se pretende disfrazar de ejercicio democrático.
Cada uno de los partidos contendientes ha fijado ya las bases mínimas exigibles a los presuntos candidatos, pero sabemos de antemano que no se respetarán, porque finalmente predominará el compadrazgo y el dedazo. Declaraciones risibles, por no decir ridículas, son las que acaba de hacer el presidente del CEN del PRI al emitir su convocatoria para el registro de candidatos a diputados federales. Dijo que los aspirantes deberán ser “de conducta personal intachable, prestigiosa, que honre al partido, la política y la representación popular”. ¿De dónde va a sacar a semejantes personajes, que no se han dado en toda la historia del Institucional? Más burlesca resulta esa declaración al saberse que 58 de esos candidatos serán postulados en alianza con el Partido Verde Ecologista Mexicano. Los demás partidos políticos se encuentran en igualdad de circunstancias, con muy escasas excepciones entre sus militantes. Una verdadera vocación de servicio es difícil encontrar entre la clase política mexicana, por eso el mexicano se ha vuelto apático y rechaza las ofertas de campaña. Nuestros diputados locales, los oaxaqueños, por ejemplo, han brillado por su inutilidad, pero algunos andan buscando la postulación como diputados federales. Saben, eso sí, que igualmente ganarán sólo para mejorar notablemente sus ingresos y para seguir escalando puestos públicos.
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