El océano poético del escritor tico Alejandro Cruz

CarlosAlejandro

El océano poético del escritor tico Alejandro Cruz

 

El joven escritor costarricense Alejandro Cruz Valenciano quien, a sus 22 años, está empezando a dar sus pasos dentro el mágico mundo de la poesía. Sus mayores enfoques en la poesía son los temas existenciales y los ámbitos correspondientes al amor y el desamor, además de recurrir a analogías y referencias de la mitología griega.

-El escritor costarricense Alejandro Cruz nació con sueños, aspiraciones y deseos muy altos, con visiones de cómo sería su vida en el futuro y qué significaba vivir. Desde pequeño ya filosofaba si había algo más allá de su habitación, reflexionaba sobre que podía encontrarse del otro lado de lo que él llamaba, y todavía lo hace, un “océano de almas”.

 

 

 

Carlos Díaz Chavarría
Vicepresidente, Costa Rica
CONAPE Internacional
Fotos: Cortesía del autor

San Juan  Pablo II, en  su carta  apostólica  a  los  jóvenes  del  mundo  en  ocasión  de mil novecientos ochenta y cinco como el Año Internacional de la Juventud, expresó: “Vosotros sois la juventud de las naciones y de  la sociedad,  la juventud  de cada  familia y  de toda la humanidad; todos  miramos  hacia  vosotros, por   eso, vuestra  juventud  es  un bien  especial  de  todos.  En vosotros  está  la esperanza,  porque  pertenecéis al futuro y el futuro os pertenece”. Ciertamente, como lo manifestó Su Santidad, nuestra  juventud constituye una  enorme riqueza social al ser, en este mundo cambiante y  demandante, la encarnación  de la expresión simbólica de los  procesos de transformación  social.

Por fortuna no son pocos los jóvenes quienes hoy, en Costa Rica, organizados en agrupaciones universitarias, políticas, cantonales, religiosas o artísticas, o de manera individual, se están convirtiendo en actores sociales capaces de promover y coordinar patrióticos y humanistas proyectos de vida acordes con las exigencias de los nuevos tiempos.

 

 

 

 

Uno de esos casos lo constituye el joven escritor costarricense Alejandro Cruz Valenciano quien, a sus 22 años, está empezando a dar sus pasos dentro el mágico mundo de la poesía. Nacido el 1 de febrero de 1992, vive en Calle Blancos, Goicoechea, graduado como veterano en el Colegio Madre del Divino Pastor en El Alto, Guadalupe, estudiante en la carrera de Historia en la Universidad de Costa Rica y en la carrera de Ingeniería Informática en la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología.

 

El escritor…

Alejandro Cruz nació como un niño un poco diferente a los demás, nació con sueños, aspiraciones y deseos muy altos, con visiones de cómo sería su vida en el futuro y qué significaba vivir. Este pequeño ya filosofaba si había algo más allá de su habitación, reflexionaba sobre que podía encontrarse del otro lado de lo que él llamaba, y todavía lo hace, un “océano de almas”. Sin embargo, no fue hasta la adolescencia que surgió el despertar poético, un llamado idílico a plasmar en versos todas esas preguntas e inquietudes que siempre se había interrogado a sí mismo.

Sus mayores enfoques en la poesía son los temas existenciales y los ámbitos correspondientes al amor y el desamor, además de recurrir a analogías y referencias de la mitología griega. El poemario que desea realizar tiene como título Días de invierno, noches de insomnio centrado en las emociones y la percepción que una persona solitaria tiene sobre sí mismo, el enamoramiento, la soledad, el desamor y su lugar en el mundo.

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Al respecto indica: “La poesía es la mejor manera que existe para hablar con el espíritu bohemio que habita en el interior de nuestro ser, es la forma ideal de trasmitir el sentir del ser humano; libera el agua que recorre las ventanas del rostro, levanta los humores y crea interrogantes sobre la propia existencia y el cosmos. Érato, esa doncella que alimenta la inspiración del escritor, nutriendo su esencia para que logre plasmar la bella batalla entre la mente y el lápiz, entre la mano y el papel, donde la sangre que queda en el campo es la tinta que habita en los versos que el poeta elabora”.

También comenta Cruz que “los ejes principales de mis poemas son la percepción del ser humano sobre sí mismo y sobre el cosmos que lo rodea, la búsqueda respuestas sobre cosas etéreas como el amor, la soledad, la muerte y el existir, y como estas se amalgaman en ciertas ocasiones siendo difusa la línea que las separa y las diferencias que las aparta;  los versos se centran en ese limbo emocional que en muchas ocasiones se nos presenta como un obstáculo en medio del sendero, que hemos escogido llamarlo vida”.

 

En relación con el consejo que le daría Alejandro Cruz a los autores jóvenes quienes desean extender sus alas en el mundo de la escritura, señala: “Nunca dejar de creer en el talento que se posee, nunca detenerse aunque muchas personas les cierren las puertas en la cara y se mofen de sus convicciones y sentimientos a la hora de escribir y de soñar, buscar espacios donde la inspiración les sonría y les ayude a transmitir lo que su mente y su alma desean, tener una relación íntima con la obra que están elaborando y dejar parte de su esencia en su trabajo”.

 

Letras a futuro

“Deseo escribir un poemario con el objetivo de compartir la perspectiva que poseo del mundo, mediante versos que las personas se puedan relacionar, puedan verse como en un espejo, y decirse a sí mismos que no están solos, que otros que han pasado por las mismas situaciones, felices o tristes, que no sólo ellos se sienten como islas, sino que son parte de una gran esfera humana. Además quisiera elaborar una novela, o varias sobre el tema de cómo Eros y Tánatos, personificaciones de la mitología griega del amor y de la muerte, en ciertas ocasiones parecen ser un mismo ser con diferentes rostros, tal fuera una deidad dual”.

 

La vena literaria de Alejandro Cruz…

 

Ella

Ella arropa su cuerpo con un vestido de seda, blanco como la nieve, el cual se distingue entre la umbra del abismo donde me encuentro; ella me da calor con sus alas translúcidas y acaricia mi rostro con sus manos, llenas de un suave tacto, un tierno sentir; ella mira directamente a mi alma, con sus ojos de un celeste diamante, un color entre  sosiego y serenidad; ella que me acompaña en mis insomnios, mientras se ausenta la luz.

 

 

 

Ella duerme siempre a mi lado, abrazándome el cuerpo, abrazándome el corazón; ella me protege de los espectros del pasado, de las sombras que deambulan por mi recámara buscando el momento en que la oscuridad me consuma; ella ahuyenta todo grito de dolor, toda angustia presente en mi hablar; ella me acaricia las cicatrices de mis viajes y recorridos por la vida, con una dulzura semejante a los pétalos de la más hermosa flor.

Ella es la única que me sana las heridas cuando escribo con tinta de sangre, con pluma de hierro, con puño cansado y con mente oxidada; ella es la única que escucha los sollozos de mi esencia, sea por el recuerdo de mis errores, por las reminiscencias de traiciones o por las memorias del amor a una ilusión; ella es la única que guarda mis lágrimas de arena, mi lluvia de desierto, en un reloj que mide mi tiempo en esta sequía.

Ella danza al ritmo de los vocablos que trasmito al papel, danza con la melodía que nos regala la luna cuando se eleva en el cielo; ella me acompaña en este duelo intermitente, en esta ventisca del más frío invierno, en esta brisa que congela mis latidos, que congela mi respirar; ella se mudó a mi habitación para volver a encender la llama que perdí en el laberinto, que yo mismo construí alrededor de mi temple, de mi sentir.

Ella posee un nombre que nace en el silencio y decae en el vacío, que inicia en las voces en mi cabeza y termina con el eco de mis palabras; por falta de sabiduría no percibo el significado de como ella se hace llamar, por falta de entendimiento he decido disponerle de un seudónimo digno de su belleza, he decido otorgarle el epígrafe de soledad.

 

Invierno

Ahora sé cómo es la verdadera cara del amor, he podido quitarle la máscara de arlequín que tenía puesta, he logrado ver a través del espejo de ilusiones y distorsiones que escondía su real figura. El amor es ese espectro que se ríe del supuesto anhelo que tenemos por otra persona, para terminar cayendo en un abismo de locura, desolación y oscuridad, es ese espíritu que utiliza los sueños y deseos para crear un espejismo de felicidad y caer en las arenas de la soledad, de las lágrimas secas y de las sonrisas rotas.

Es por esto que he decidido dejar de buscar a mi amada doncella, desechar mi armadura, oxidada de las cicatrices que he sufrido; abandonar mi espada, dulce pluma con la que escribo versos para mi afanada musa; tirar mi escudo, desquebrajado de tantas flechas de engaño, mentiras y decepción. He decidido abandonar dicho sentimiento, que es más como una enfermedad, y vivir en mi fortaleza de hielo y acero, en donde la soledad será mi reina y el silencio mi fiel caballero.

 

Por fin me libraré de estas alas que solo me dirigían hacia tormentas de hiel, horizontes grises, cielos furiosos, nubes de lluvia perpetua y ventiscas de olvido. Me libraré del navío que solamente me condujo a estar solitario en el centro de este océano de almas, que nadan en círculos y duermen con la melodía de mi desdén. Por fin me libraré de estas inútiles fantasías que me congelan el alma y me quebrantan el corazón, de estas atroces quimeras que me desgarran la piel y se nutren de mi esencia.

Bienvenido sea este frío que se hospedará en mi cuerpo, protegiéndome de esta falsa emoción, resguardándome de no caer en las manos de fingidas damas, de falsas doncellas, de atroces sirenas, de hipócritas musas y de sombrías lunas. Bienvenida sea esta nieve que cubrirá mis heridas y las sanará con el tiempo, devolviéndome mis sentidos para que mi camino esté libre de los artificios de Eros. Bienvenido sea este descanso que conseguiré abrazando a tan liberador invierno.

 

Encuentro con mi enemigo

Encontrarme contigo se hace cada vez más regular, cada vez que te veo cultivas la semilla de la duda en mi ser; observo que tu deseo es implantar tu pensamiento en mí, para que mis sueños se conviertan en polvo y divaguen en el desierto de la incertidumbre; observo que tu deseo es apartar de mí todo lo que aprecio y cambiarlo por lo que tú me presentas que es lo ideal para mi esencia.

Encontrarme contigo se hace cada vez más real, cada vez que te veo participas en la guerra que tiene mi corazón fiel y sincero a mis creencias e ideales, en contra de mi mente envenenada de palabras con sabor a mentira y con olor a utopía; miro que tu función aquí en el mundo es hacerme caer en que puedo vivir con una quimera, para luego ver como se desvanece en la brisa.

Encontrarme contigo se hace cada vez más doloroso, cada vez que te veo esperas que me precipite en un mundo donde las penumbras se colocan el disfraz de cálido resplandor, al cual le confieso mis más preciados secretos; que más que ayudarme me hunden en un mar de interrogantes, señalando que mis decisiones son simplemente ilusiones de una realidad que mi alma construyó en busca de felicidad.

 

 

 

 

 

Encontrarme contigo se hace cada vez más peligroso, cada vez que te veo logras que me pregunte quien de los dos es más verdadero, tú con tus vocablos que seducen mi razón para apartar mi mirada hacia un sendero que el tiempo, el destino y el amor me dicen que no es correcto; o yo con mis convicciones que son fuertes y rígidas ante la crítica de los demás, pero frágiles ante tu opinión.

Por más que quiero no verte jamás, porque causas sufrimiento en mi pensar, no puedo eliminarte mi querido enemigo, porque te encuentras en mí, te encuentras del otro lado del espejo.

 

En la oscuridad

Sin esperanzas estoy, he perdido mi razón de existir y todo lo que veo me deprime; he llegado a sentir que no estoy viviendo y que solo llevo una carga muy pesada que a mi espalda hace sufrir.

En la oscuridad me encuentro sin poder salir, camino sin rumbo buscando esa luz, esperando ese brillo que me devuelva la felicidad y la esperanza de calmar mi alma.

Estando en el borde de mi mente veo mi vida pasar, logro observar todos los errores que he cometido en lo que llevo de mi vida y me pregunto: ¿por qué cometí esos errores, qué sería de mi si no los hubiera cometido?; pero reflexiono el hubiera no cuenta, no vale, no sirve.

En la oscuridad me encuentro sin poder salir, camino sin rumbo buscando esa luz, esperando ese brillo que me devuelva la felicidad y la esperanza de calmar mi alma.

Sin embargo me detengo, callo por un momento mi dolor y me digo: ¿será esto casualidad, destino, suerte acaso?; esta pregunta nunca la respondí, no porque no estuviera en mi saber, sino porque no tenía la firmeza ni la fuerza para decir la verdad de lo que sucede en mi interior.

En la oscuridad me encuentro sin poder salir, camino sin rumbo buscando esa luz, esperando ese brillo que me devuelva la felicidad y la esperanza de calmar mi alma.

Levanto la cabeza, miro mis manos llenas de agua clara y transparente; tal vez de mis lágrimas, tal vez de la lluvia; de pronto desvío la mirada al horizonte, miro el sol que se emerge del paisaje verdoso, observo la danza eterna de sol y luna; mi corazón late con intensidad y mis ojos se cierran lentamente al escuchar el silencio que me rodea.

 

Sin rodeos ni obstáculos que tapen mi boca, pronuncio las palabras que desde mi interior querían escapar: en la oscuridad estuve pero logré salir, encontré la luz de mi camino hacia mi destino, pero ese brillo se alejó a mí, se llevó consigo la felicidad y la esperanza que mi alma deseaba.

 

Bajo la luna

Desde que te conozco la luna me sigue en las noches, me baña con su cálida luz, me sumerge en un lago de amor. Desde que te conozco vivo pendiente de todas las palabras que ella me menciona, de todos los vocablos que ella me transmite, de las ideas que ella me plantea para poder escribirte este poema.

Su luz me recuerda a la de tu rostro, un brillo incomparable, bello, digno de los versos más románticos que pude haber imaginado. A veces me pongo a mirarla y veo tu imagen en aquel astro, a veces siento que tú le encomendaste acompañarme todas las noches para así siempre recordar tu alma.

Ahora bajo la luna escribo mi intenso e ilimitado amor por ti, bajo la luna sueño con estar a tu lado, bajo la luna crecen mis ansias por sentir los latidos de tu corazón, bajo la luna descanso y dejo pasar las penumbras de mi vida, bajo la luna recuerdo que soy un hombre afortunado por tenerte.

Dime si la luna es tu emisaria de amor, si ella es tu mensajera de tu corazón, si ella es la responsable que cuando no te tengo cerca me haga sentir que si lo estas, si ella hace aumentar todos estos sentimientos que tienen tu nombre grabado, si ella me recuerda por las noches que tu ser me ama.

Le agradezco a la luna por darme esos anocheceres que me recuerdan la calma de tu mente, por reflejar ese hermoso resplandor que tus ojos proyectan, logrando que tanto mi corazón como mi alma se derritan en un instante, por iluminar mi cama para poder soñar plenamente contigo.

Ahora bajo la luna escribo mi intenso e ilimitado amor por ti, bajo la luna sueño con estar a tu lado, bajo la luna crecen mis ansias por sentir los latidos de tu corazón, bajo la luna descanso y dejo pasar las penumbras de mi vida, bajo la luna recuerdo que soy un hombre afortunado por tenerte.

 

 

 

En estos momentos de inspiración, levanto mi cabeza, apunto mis ojos hacia el cielo, y le pregunto a la luna: ¿por qué razón mis ojos no cambian en sentido tuyo?, a lo que ella contesta aumentado su luz: porque tus ojos cambian y tu alma sigue a un astro más bello, a tu hermosa doncella.

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