- Bien vale el sincero y efusivo reconocimiento y agradecimiento para tantas mujeres y tantos hombres quienes, desde diversos lugares y, ¡bien a lo tico!, regalaron en Barva de Heredia, Costa Rica, tanto a nacionales como extranjeros, el colorido sincretismo de las mascaradas.
- Por el progreso social y espiritual, se necesita conocer, respaldar y darle vigencia a las manifestaciones autóctonas existentes, y honrar a quienes con su empeño, con la defensa de valores históricamente arraigados en la sociedad nacional.
Por Carlos Díaz Chavarría
Vicepresidente Costa Rica
Conape
El 27, 28, 29 y 30 de marzo, la comunidad del cantón de Barva, de la provincia de Heredia, Costa Rica, rindió un homenaje a esa tradición costarricense de las mascaradas con la XII Feria Nacional de la Mascarada, cuya celebración oficial es el 31 de octubre, decretado así en 1997 durante el gobierno del ex presidente José María Figueres.
Durante estos cuatro días el parque de Barva fue el escenario para que diversos mascareros exhibieran sus trabajos, de esa manera fue la excusa para que en un mismo lugar convergieran La Segua, La Llorona, El Diablito, La Calavera, La Giganta, El Gigante, El Padre sin cabeza, los personajes de El Chavo del 8, los Simpson y hasta personajes de películas como Depredador. Además de la venta de comidas típicas como el pan casero, tamales de cerdo o el arroz con leche, la participación de cimarronas, concursos y el programa de la familia forjadora.
De acuerdo con la alcaldesa Mercedes Hernández Méndez, esta iniciativa constituye una actividad que es digna de que la tengamos muy presente y que se repita constantemente pues nos permite brindarle un reconocimiento a una práctica que simboliza una de las más auténticas y pintorescas celebraciones culturales que han colmado, y lo siguen haciendo, de colorido, vitalidad y esencia las calles y rincones de los poblados, en especial porque nos encontramos en una época donde este mundo globalizado nos impone una variedad de valores externos para imitar y, por ende, ha mermado el sentido de nuestra identidad.
El señor Adrián Rojas, de la Mascarada Bombi, quien lleva más de 20 años en esta práctica, indicó que “definitivamente educar para rescatar y hacer conciencia de las tradiciones nacionales, como la de las mascaradas, es velar por la memoria de esa práctica, pero, además, significa esforzarse porque esa cultura popular legada por los antepasados siga siendo protegida, siga latiendo y siga siendo asimilada en el alma de nuestra Patria, especialmente por las nuevas generaciones como parte intrínseca de la idiosincrasia costarricense”.
Acertadas palabras por el hecho de que aunque las manifestaciones culturales populares han sido las promotoras del proceso de formación de la identidad de los pueblos, injustamente se ha pensado en ellas como fenómenos ajenos a nuestra herencia social y desligadas de un arte “con mayores niveles de erudición o educación formal” que, bien o mal, se ha dado por llamar oficial, lo cual ha tenido el agravante de entorpecer el integral conocimiento popular de Costa Rica.
Por lo tanto, por el progreso social y espiritual, se necesita conocer, respaldar y darle vigencia a las manifestaciones autóctonas existentes, y honrar a quienes con su empeño, con la defensa de valores históricamente arraigados en la sociedad nacional, y con el amor a su oficio, le han dado vigencia a este tipo de legados culturales populares.
Porque, definitivamente, hoy se hace una tarea imperiosa rescatar al país de esa pérdida de identidad cultural; valorar las creaciones de la cultura autóctona como la celebración, cada treinta y uno de octubre, del Día Nacional de la Mascarada Tradicional Costarricense; y promover, proyectar y apoyar los valores constitutivos de lo nacional popular mediante actividades como la realizada en Barva de Heredia.
Así lo afirma la estudiosa universitaria Carmen Murillo al expresar que “el patrimonio cultural de un pueblo constituye un valioso y variado acervo, que comprende el conjunto de conocimientos, prácticas sociales, creencias y elementos materiales, que son el producto de la experiencia histórica de cada sociedad y el sustento que moldea la identidad nacional”.
Bien vale el sincero y efusivo reconocimiento y agradecimiento para tantas mujeres y tantos hombres quienes, desde diversos lugares y, ¡bien a lo tico!, regalaron en Barva, a tantos nacionales y extranjeros, el colorido sincretismo de las mascaradas. Gracias por ayudar, tan fervientemente, en esta tarea de redescubrir la autenticidad y vigencia de nuestra fecunda cultura popular. Gracias a ustedes, artistas de la tradición, porque por medio de sus prácticas ayudan a fortalecer los conceptos de identidad nacional e identidad cultural, los cuales, son fundamentales para reconquistar el alma y la conciencia popular de la Patria. Por eso no es de extrañar que Neruda les escribiera: “Son ustedes los que a mí me regalan la fuerza…, son ustedes, los artistas populares, los oscuros artistas, los que me dan la luz”.